Thursday, January 03, 2008

Valle de las Arenas

Chico alejó el celular de su oído otra vez, e hizo una mueca. "Ahora está gritándole a las motos que pasan" dijo. Álvaro y yo nos miramos. Rodrigo se había quedado sin bencina en Av. Vitacura. Estaba empujando la moto al sol, con todo el equipo puesto, aparentemente informándoles a los motociclistas que pasaban a su lado que su solidaridad motoquera valía callampa. Para colmo, uno de esos motociclistas había sido Daniel, su hermano, quien no vio sus gesticulaciones y siguió de largo. Y ahora venía llegando a la estación de servicio.

"Qué le pasó?" preguntó. "Dice que alguien le dejó la llave de paso en la posición de reserva y se le acabó la bencina". El celular cambió de manos otra vez. Uno por uno intentamos convencerlo de que nos acompañara. Parece que este iba a ser otro de los legendarios Días de Furia de Rodrigo.

Acordamos finalmente en esperarlo en lo de las empanadas La Capilla. (click)



Mientras esperábamos, comimos las mejores empanadas napolitanas que he probado, y miramos el mapa. El recorrido de hoy nos llevaría al Valle De Las Arenas, una de las múltiples ramas del Cajón del Maipo. El kmz para Google Earth puede bajarse aquí.




Y por qué no? Un mote con huesillos para la calore.



Me adelanté hasta la bomba de San José de Maipo.



Llegaron los demás. Rodrigo felizmente había optado por venir.



Al final del pavimento quitamos los espejos, bajamos la presión de los neumáticos y me puse los otros guantes.







Tomamos el breve desvío hacia la cascada Velo de la Novia para hacer el tradicional peregrinaje bajo el rugido de sus aguas.



Alvaro intentó subir, pero no pudo. Con un golpe seco y esquirlas de intermitente, la moto se vino cuesta abajo.



Subí caminando. No me sentía listo para hacer la subida: 5 meses de nada más que una bicicleta en la ciudad habían reducido mi confianza. Por que claro, el tema de la falta de práctica no es uno de miedo, o de torpeza bruta. No; es algo más sutil que eso. Al comienzo de cada paseo, los primeros minutos en la tierra son minutos de cautela, de precaución, de andar de manera muy conservadora. El margen de error se deja grande, se hacen repetidas evaluaciones pesimistas de la tracción de los neumáticos en las curvas, se frena gradual y tranquilamente.

Al pasar los minutos el margen de error se achica, la confianza aumenta, y es posible decir que se está andando al nivel propio. Este período inicial es generalmente corto en mis paseos, pero ahora se me hacía infinitamente largo. Fue recién en la segunda mitad de mi mes en Chile que puedo decir que estaba andando al nivel que tenía antes de irme.

Y todo esto sin duda decepcionó a Rodrigo y a Chico, ambos con entrenamiento constante a cuestas.

No importa: la cascada era igual de hermosa acercándose a ella a pie.



Pasamos por detrás, y una neblina gruesa de gotas nos refrescó. No pude sacar fotos: toda superficie se mojaba al instante.



Era hora de partir hacia el Valle De Las Arenas. (click)




Pasamos por el pueblo de Baños Morales.



Más allá del pueblo, sigue el camino viejo, serpenteando por la ladera norte del valle.



El camino no presenta ninguna dificultad en los primeros cientos de metros. Más adelante, eso sí, hay dos caídas de rocas y una pequeña corrida de agua (ahora seca) que hay que cruzar. Esto deja fuera cualquier moto trail con plásticos.









Ya en las últimas de la cuesta hacia el Valle Las Arenas, paramos un minuto o dos a descansar.



Y delante de nosotros, se abrió el valle.



Y después, la zona de las placas de roca. Es difícil describir el tamaño de estos bloques, los cuales alguna vez se desprendieron de los cerros y se vinieron rodando cuesta abajo. (click)






(click)



Chico y Rodrigo habían descubierto su roca favorita en un paseo anterior.



"Pero dale, sube!" decían ellos.



No, no, decía yo.



Inicialmente Daniel no se animó a subir.



Yo me negué rotundamente.




Alvaro decidió intentar la subida.





Subí para filmar la subida de Daniel, luego de otro intento de Alvaro.



El detalle fue que nadie se acordó de decirle a Alvaro cómo bajar, así que se quedó ahí un buen rato.





Y luego Chico:



Saciados de las subidas, continuamos por el Valle, ahora subiendo por el camino al Glaciar El Morado.



(click)



A poco andar, tuvimos que detenernos: la nieve impedía el progreso.



Alvaro subió un poco por la nieve. Nos encontramos entonces con un grupo mixto de chilenos y alemanes quienes venían del glaciar. Nos dijeron que habían varias lenguas de nieve más adelante, más grandes que la presente. Les pregunté a qué distancia estaba el glaciar; respondieron que a más de una hora. A nadie le pareció la idea de ir caminando en botas MX.



Rodrigo se quedó sentado en su roca. Le tiré una bola de nieve. Voló por el aire en trayectoria de mortero, y cayó a un metro. Le tiré otra. Cayó a unos centímetros. Sin inmutarse, cogió el casco y se lo puso. Volvió a su estado de contemplación tranquila.

La siguiente bola de nieve voló, y cayó con un estallido muy satisfactorio justo en la parte más alta del casco. Qué puntería, señores!



Al bajar, descubrí que las botas MX sirven para hacer ski.



El glaciar deberá quedar para otro día.



(click)












Vuelta hacia el río, pero estaba demasiado profundo como para cruzarlo.






Mientras Chico ajustaba su manillar y se metía hasta los muslos en el río, yo me dediqué a mirar el entorno.



Intenté identificar esta planta con el Herbario Virtual de la PUC, pero no fue muy útil. Para identificar una planta, es necesario saber si es un árbol, arbusto, trepadora, hierba perenne, hierba anual, epífita o parásita. Supuse hierba perenne. Además, hay que decidir si las hojas son simples, pinaticompuestas, palmaticompuestas o ausentes. El glosario no aclara lo que significan estos términos. Y la filoaxis: hojas alternas, hojas verticiladas, hojas en la base del tallo, hojas ausentes. Ah, espera: parece que sí se da una definición de los términos anteriores:
HOJA PALMATICOMPUESTA: lámina cuyos folíolos surgen todos del ápice del pecíolo.
HOJA PINATICOMPUESTA: lámina cuyos folíolos se disponen a ambos lados del caquis.

Saben? Mejor identifiquen ustedes esta cosa. Ahí está: botanófilos, lúzcanse!



Con la sentencia de que el río era impasable, volvimos varios kilómetros por el valle hasta las placas de roca. Ahí tomamos un desvío hacia un puente. Y más allá del puente, una zona aparentemente usada anteriormente para actividad minera, o de extracción de áridos.

Pero eso no era lo importante. Esto sí lo era:






"Salta, dale!" me decían.



No, no, decía yo. Prefería sacar fotos.

















Acordamos almorzar en las placas de roca. Como el trayecto sería corto, pensé que sería una buena oportunidad para cambiar mi moto por la XR400R de Chico. Buena oportunidad, pero mala idea.

Veamos: mi freno trasero es débil. Sin duda esto se debe a que las pastillas que tiene son probablemente las originales que traía la moto. Viejas, sin duda cristalizadas, no frenan mucho. Esto me acomoda: en el pavimento, prefiero un freno trasero débil, a uno que se bloquee si calculo mal su aplicación en una emergencia. En la tierra, como mi neumático trasero está casi sin huella, no requiero de mucho poder de frenado.

Ben y Chico partieron hacia las placas, y yo iba siguiéndolos. Mantuve un buen ritmo durante unos cientos de metros, cruzando de pie las ondulaciones de una corrida de agua. Seguía parado sobre los pedalines al aproximarme a una curva hacia la izquierda. El frenado de motor no fue suficiente, y comencé a aplicar el freno trasero. En mi moto, apoyo el peso de la bota sobre el pedal, y a partir de ahí comienzo a frenar. En la moto de Chico, la rueda trasera se trabó antes de poder comprender lo que estaba sucediendo. La rueda trasera se fue hacia un lado, y caí. Recuerdo que resbalé con la moto una cierta distancia, y luego algo le pegó a mi rodilla tan fuerte que me volteó de espaldas. Ahí me detuve. Me levanté, y levanté la moto. El espejo izquierdo quebrado, el manubrio izquierdo levantado un centímetro o dos, la moto empolvada. Nada me dolía, pero había destrozado la rodilla de mis jeans. Por debajo se asomaba la rodillera, luciendo unos raspones de miedo.



Alvaro venía detrás, había visto la polvareda solamente. Lentamente seguimos hasta las placas. Le conté a Chico lo que había sucedido.

"Ya weón, como castigo, tú vas a bajar tu moto de aquí".



No me atreví a bajarla andando. Mientras Chico inspeccionaba los daños a su moto, yo daba pasitos cortos, la moto a un lado, la rueda trasera bloqueada con el embrague, regulando la bajada con el freno delantero.

Luego de comer, fue hora de bajar.



Ese es el camino que lleva a Baños de Colina.



Mientras bajaba, pensaba sobre lo sucedido. El error fue no adquirir familiaridad con la moto de Chico antes de andar a velocidad normal en ella. Me dejé llevar por la similitud con mi moto: era cosa de echar un pie sobre ella y salir andando.



Pero las cosas no son tan simples, y por descuido, boté la moto de un amigo.



Y ahí venía Chico:















Y Daniel:



Allá en la distancia está el punto donde la Yesera procesa el mineral que baja de la mina.






Ya en el pueblo de Baños Morales colocamos los espejos.



Un último vistazo a mis jeans, y vuelta a casa.


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5 Comments:

Anonymous Anonymous said...

Excelente! muy buen paseo, felicitaciones... sólo una cosa: "Lo que se monta no se presta". (consejo para Chico)

2:23 PM  
Blogger Valeria Herskovic said...

Da gusto leer de nuevo tus aventuras. Y las fotos estan espectaculares!

8:38 PM  
Blogger Golondrina said...

Muy interesante tu nueva aventura y las fotos..de nuevo felicitaciones, un relato entretenido acompañado de unas excelentes fotos.
Saludos!!
R.

2:04 AM  
Anonymous Anonymous said...

Ya era hora de volver a la montaña, el club de fans estabamos al acecho.
Como siempre, un placer.
salu2 desde España
Roberto
http://www.viajoenmoto.com

9:53 AM  
Anonymous Anonymous said...

Buenas fotos gringo te pasaste, las panorámicas están maravillosas, te dejo esa piedra para que la domines cuando vuelvas a Chile, salu2
-chico

8:02 PM  

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