Monday, March 19, 2007

Carretera Austral Parte 11: La Aventura De Camilo



Días 14-15-16: El viaje de Camilo a Chile Chico y Perito Moreno con Tom, la vuelta hacia Puerto Ingeniero Ibáñez.

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Antes de dejar atrás el gran sur continental, hay una historia que queda por contar: las aventuras de Camilo y Tom mientras yo viajaba hacia Villa O'Higgins.

Los dejo con la narración de Camilo.

* * *

El tramo hasta Chile Chico efectivamente fue, como nos habían dicho, uno de los caminos más entretenidos y preciosos de la zona.





Le pregunté a Tom si acaso tenía suficiente bencina para llegar a Chile Chico. "Claro, son 110 km". Lo miré. "Tom, son como 170 km".



Paramos en Puerto Guadal para encontrar una manguera y una botella, para que le traspasara bencina a la KLR. Me di cuenta que él no conocía otro método para iniciar el sifón de la bencina sino con succión humana. Me comentó que detestaba hacerlo, porque siempre tragaba un poco. Le dije que como era su moto, le tocaba a él hacerlo. La segunda vez que se atoró le dije que había otra forma, y procedí a hacer de fuelle succionador con la botella en el extremo de la manguera. Después de los 25 minutos que estuvimos traspasando los 4.5 lt que requería la moto, seguimos hacia la plaza, donde vimos un letrero de una ESSO que se había instalado recientemente. Sin comentarios.



En el camino nos encontramos con dos ingleses, Will y Norm.



Paramos a tomar una foto, con un viento increíble. "Tom, se te va a caer la moto con el viento", le dije. "No, está bien" dijo él.





Llegamos a Chile Chico, y encontramos un lugar para pasar la noche. El microclima de la zona es fantástico: un día soleado, y la temperatura era de como 24 ºC, así que nos pusimos shorts, poleras y chalas. Apenas salimos y habíamos avanzado algunos metros, se puso horrible el día e incluso cayeron algunas gotas. El resto del día lo pasaríamos congelados, pero con shorts y la frente en alto.



Comimos unas empanadas en un lugar que se abría por donde decía salida (fue muy chistoso ver a la gente chocar con la puerta constantemente), y luego encontramos el PEOR lugar de internet del mundo (la tipa no sabía nada), ningún dispositivo se conectaba con nada y era caro, así que fuimos a otro. Increíblemente, era aún peor. Ahí Tom estuvo unas 3 horas tratando de ver su mail, mientras me pasaba todas sus fotos a un archivo Zip (el cual finalmente se corrompió).

Una cosa increíble de Chile Chico es que en la avenida principal tocan, por un sistema de altoparlantes, baladas romanticonas TODO el día. Tom no podía creerlo.

Más tarde volvimos a la residencial, para darnos cuenta que había una camioneta donde antes había estado mi moto. Le pregunté al dueño y me dijo que no la había movido. Nota del editor: Vivan las negaciones ridículamente descaradas!

Al día siguiente, al estar cargando la moto, se cayó, sufriendo el mayor daño de todo el viaje: raspones en el top case y en las protecciones.

Después de pasar la aduana chilena sin problemas llegamos a la argentina. Cuando me pidieron los papeles, me dijeron "le falta el seguro". Se me había olvidado, así que le dije que tenía razón y que sólo estaba de paso, para volver a Chile el mismo día. Cuando me insistió que lo necesitaba le dije que lo compraría si me indicaba donde. "Chile Chico" fue la respuesta. "¿Ustedes exigen el seguro y no lo venden?". De vuelta a Chile Chico.

No quise volver a hacer el trámite en aduana chilena (entrar al país para volver a salir), así que pasé por policía internacional a unos 130 Km/h, compré el seguro en un supermercado (después de que me aseguraran que mi moto, por ser Suzuki, debía pagar como auto, "porque Suzuki es una marca de auto"... viva la ignorancia).


Cuando volví a la aduana me preguntaron si había sido yo el que unos minutos antes había pasado de vuelta a Chile. No quería más complicaciones así que les dije que era más fácil hacer el trámite una sola vez. Extrañamente, la persona se rió y no me dijo nada.





Unas empanadas y fotos en Los Antiguos, y seguimos hasta Perito Moreno por el camino pavimentado. Ahí compramos "lubricante especial para cadenas", una copia de WD40 que se llamaba W80. Era lo único que pudimos encontrar en el pueblo.

Tom buscó alojamiento (el camping municipal, que debe haber salido como $500) y después de cargar 21.97 lt en la V-Strom (estaba seca para cargar la mayor cantidad de bencina barata, a $278 el litro), me despedí de Tom.

Pregunté qué camino era mejor para llegar de vuelta a Chile. Me indicaron uno que pasaba por Río Mayo, pero vi uno más directo, por Portezuelo, y pregunté qué tal. Me dijeron que en general estaba bueno, y partí.

El camino atravesaba la pampa, pura y simple, con más viento que el que he sentido en todo el viaje. Algunos tramos permitían una velocidad de 100 km/h, otros menos.

Pronto llegué al inicio del tramo por donde había pasado ese día una niveladora, y fue el fin de la conducción tranquila y entretenida.

Paré para intentar tomar una foto, pero el viento me botó al estar casi detenido. Estuve 20 minutos tratando de parar la moto, hasta que pasó el primer auto que vi desde que partí. Volvían de Chile Chico a Coyhaique, y me ayudaron a parar la moto.

No había ninguna huella compacta en todo el camino, todo estaba suelto, y el viento hacía extremadamente difícil la conducción.

El paisaje era espectacular, pero con el sol de frente no se veía casi nada. Comenzó a hacerse tarde, y me preocupé de que cerraran la aduana Argentina, con lo que tendría que volver, de noche, por el mismo camino. En una curva en subida, donde había más piedras sueltas que lo común, aconsejable y racional, tuve mi segunda caída. Por suerte iba pasando el segundo y último auto que vería ese día, y me ayudó a pararla. Eso fue a las 21:00.

Llamé a mi casa, para ver si podían llamar a la aduana chilena y preguntar por la hora de cierre, pero no pudieron. Llegué a la aduana argentina y les dije que me llamaba la atención la poca cantidad de vehículos que pasan por ahí. Me dijeron, en un argentino inconfundible, "No, pasan bastantes, hay días en que pasan de 5 a 8 autos".

Partí nuevamente, bajo el supuesto que la aduana chilena estaba cerca.

En el décimo kilómetro del tramo titulado "Y dónde cresta está la aduana chilena?", tuve una caída fea en otra subida de piedra, dado que, al pasar la aduana argentina, todo estaba mucho más suelto y lleno de piedras.

Ya de noche, sabiendo que había sido el último en pasar por la aduana argentina, sin fuerzas ni para intentar parar la moto (había caído de la manera más problemática posible, con las ruedas cuesta arriba), comencé a sacar el chaleco reflectante y a abrigarme, porque comenzaba a hacer muchísimo frío.

Dispuse varias cosas alrededor de la moto, la cual yacía en la mitad de la vía, para que fuera más visible y para que no lo fuera a pisar algún animal, y comencé a planificar la puesta de la carpa. No había un sólo lugar donde ponerla, pero sabía que tenía que hacerlo.

Después de un descanso de 20 minutos, vi unas luces a lo lejos, desde el lado Chileno. Comencé a agitar las manos con el celular como linterna, para que me vieran antes de chocar con la moto. Eran los Carabineros; el último auto había comentado por casualidad que venía una moto detrás de ellos, y al pasar el tiempo sin señales de ésta, decidieron salir a investigar.

Querían subir la moto a la camioneta, pero al tomarle el peso al pararla, desistieron. Echamos todo el equipaje en la camioneta, y se fueron detrás mio, iluminando el camino. Por mientras, llamaron a la central para que tuvieran café, galletas y agua (estaba extremadamente cansado).

Cuando por fin llegamos, al cabo de 10 km de derrapes y casi caídas, tomé el café y descansé, habrán sido las 23:30. Todo estaba cerrado en la aduana, pero me dijeron que les dejara los papeles y ellos hacían el trámite de ingreso.

Me recomendaron no seguir hasta Coyhaique, y ofrecieron buscar una recidencial o alojamiento. Llamaron por teléfono a las residenciales, todas cerradas ya, hasta que dieron con una. Le indicaron a la dueña que venía un motociclista extremadamente cansado, así que al llegar, vi como correteaba a un huésped de una de las habitaciones en el primer piso, para que yo no tuviera que subir las escaleras! Esa noche me quedé viendo el festival; necesitaba desconectarme.

Estos son los Carabineros, y les estoy profundamente agradecido por su ayuda.



Al otro día, fue un muy sencillo viaje a Coyhaique, con bellos paisajes de Cerro Castillo (a la ida había sido algo oscuro y nublado y a la vuelta, con sol, era nada que ver).



En Coyhaique me encontré con los ingleses: mientras yo había salido a caminar, al segundo día, ellos se habían instalado en el mismo lugar donde estaba yo. Ahí vi el horrendo espectáculo de lo que implica cambiar la cadena (endless) de una BMW F650 GS.



Comentario aparte merece la preparación (quizás en exceso) de Will y Norm: andaban en sus motos con 2 llaves de torque y un cubre pisos para hacer labores de mecánica, entre otros. Debido a que en Inglaterra llevas la moto al servicio (y te pasan una CBR 600 mientras arreglan la tuya) es que les faltaban conocimientos en "mecánica de precisión chilena", así que después de conseguir la autorización de BMW UK, le pegamos un mazaso al perno atascado, previo baño en WD40 (cosa que les sugerí desde un principio). Finalmente salió, con el uso de 5 martillos y 5 fierros.

Y esa noche me llamó Paul, pasada la medianoche. Había hecho el camino desde Villa O'Higgins en un día, y su cordura parecía haber sufrido por tantos km andando a solas y de noche, en medio de la nada.

Siguiente Capítulo: Quellón - Puerto Varas.

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7 Comments:

Anonymous Anonymous said...

Ha de ser muy simpático tu amigo, porque me reí de buena gana leyendo el relato.

La foto de la caída y la de los carabineros, el descueve!.

P

9:27 PM  
Blogger durandal said...

Efectivamente, considerando que lo tuve que aguantar 22 días.

d.

9:36 PM  
Blogger Alejandro said...

Nunca leí esto en su momento, estaré haciendo una casi propia introspectiva?

Un abrazo para el atún de Camilo

8:32 AM  
Blogger IDIMI said...

Buena po' Atún!
Faltó agregar la foto del baño del lugar donde llegué después del periplo, donde exhortaban a no usar la ducha si no se esperaba retribuir el gasto. Muy notable el letrero. ¿Lo tienes por ahí para engancharlo?

10:49 AM  
Blogger IDIMI said...

Buena po' Atún!
Faltó agregar la foto del baño del lugar donde llegué después del periplo, donde exhortaban a no usar la ducha si no se esperaba retribuir el gasto. Muy notable el letrero. ¿Lo tienes por ahí para engancharlo?

11:03 AM  
Blogger IDIMI said...

:S No sé por qué lo que había comentado hace años salió como IDIMI... buenísimos recuerdos del Viaje.

6:27 PM  
Blogger raine said...

La próxima vez, no se pierdan recorrer el alerzal de Pumalín, 9 kms. al sur de Caleta Gonzalo.

1:03 PM  

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