Monday, March 05, 2007

Carretera Austral Parte 3: Caleta Gonzalo - La Junta



Días 5 y 6: Barcaza Hornopirén-Caleta Gonzalo, La Junta.

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Se izó la rampa de acceso a la barcaza, y lentamente fuimos retrocediendo de Hornopirén. Las motos estaban en una esquina, espacio muerto que por suerte pudimos aprovechar. El mar estaba tranquilo.








El clima, agradable, aunque en cubierta, el viento enfriaba todo lo que no estuviera cubierto. Véase el único uso que se le dio al gorro de Camilo en todo el viaje.



Zumbido profundo y monótono de los motores de la barcaza. Estoy en el nivel más alto, cerca de la rejilla de aire caliente que proviene de la sala de máquinas. Tanto frío no hace, y mi chaqueta abriga bastante. Hace una hora dejamos atrás la Caleta Ayacara, donde el transbordador hace una parada los jueves. Ni señal de las toninas, los delfines que a veces acompañan a las embarcaciones por aquí.

Algunos conversan, otros duermen. Somos unas 30 personas, quizás más, si se cuentan a los que todavía permanecen en sus vehículos. Ah, y una oveja, claro. La subieron en Caleta Ayacara, tirando y empujando, y se meó en señal de protesta.

Me sorprende la cantidad de casas que hay al sur de C.A. Km y km de ribera, y cada 100, 200 metros, una casa, dos, a veces una iglesia. Detrás, los cerros, cubiertos de árboles y, más allá, nubes, y un cielo a ratos azul.










Otro ducto de ventilación, en la popa, nivel medio. El sol a 30 minutos de ponerse. Siento el calor del sol, el aire caliente, y el reflejo en la superficie del agua. Di muchas vueltas buscando a la oveja. Tienen un lugar especial?

El óxido y la pintura gruesa que lo resiste. Objetos y dispositivos tan macizos que el óxido, si aparece, no es una preocupación. En fin. Al frente mio, un metalero, vestido de polerón con capucha, de Morbid Angel. Toca distraídamente en una batería imaginaria, formada por sus muslos, rodillas y pies. El aire caliente, permanente ruido de los motores y el sonido del agua, da sueño.

Llegaremos tarde a Caleta Gonzalo; será necesario pasar la noche ahí.






Efectivamente, fue necesario. Caleta Gonzalo se encuentra dentro del controversial Parque Pumalin. Lo primero que se nota al llegar, son los edificios: centro de información, cafetería, etc. Realizados en madera, bien terminados, con un aire de haber salido de la ahora-difunta tienda Nativa, o algún otro lugar donde se venden artículos pseudo-orientales y cachibaches en maderas perfumadas. Nos informaron que habían dos camping. Uno a 500 metros, a 1500 por persona, y otro a unos km, bastante más caro. O le damos simplemente hasta Chaitén? No, mejor acampar. Nos dirigimos al estacionamiento del primero, y notamos una DR650 al lado de la entrada. La cadena parecía un fideo cocinado, y tenía una especie de parrilla/montaje para panniers hecho en varas de fierro de construcción, según recuerdo. Y todo pintado, al parecer, en pintura en spray negra Marson, o algo así. A pesar de estos detalles, lucía un cerrojo en U, además de un no-barato candado de disco con alarma, marca Xena. Una contradicción interesante.

La entrada era angosta. Parecía boca de lobo. Oscura, bajo los árboles, no se veía nada. Ya era de noche. Yo entré y me encontré con un camino entre los árboles. El camino a ratos iba sobre la tierra, a ratos sobre una pasarela de madera bien construida. A unos 30 cm del suelo, cada tantos metros, lucecitas muy top, como las que alguna gente tiene en su jardín. Esto no era como los camping que conozco yo.

Más adelante, un atochamiento humano. Ciclistas y mochileros en la vía angosta, y dos tipos en casacas y gorros cobrando la entrada antes de que la gente se subiera al puente colgante (que sólo soportaba 3 personas).

Pasamos el puente, cargados hasta más no poder, para no dejar nada solo en el estacionamiento. Y al otro lado... sorpresa. Parecía un jardín de alguna casa acomodada de Santiago: caminitos de piedras, pasto prolijamente cortado por todas partes, pequeñas agrupaciones de plantas, dispuestas seguramente según el Feng Shui. A la entrada, grandes paneles hechos en madera tallada, con letras etno, aclarando la naturaleza privada del parque, y cosas por el estilo.

Armamos las carpas, y fuimos al área común de cocina, unos quinchos con mesas. Ahí Camilo había encontrado ya al único con chaqueta de moto, y comenzamos a conversar. Nicolás resultó haber trabajado en la misma empresa que Camilo. Nos contó que la parrilla de la moto tuvo un comienzo más digno, al momento de idearla. Incluso había intentado realizarla con Alejandro Muñoz, pero no fue posible, por el corto plazo. Tuvo que llevarla al primero que pudiera armarla soldando. Si no me equivoco, la llevó a Lifan, en calle Lira. Con eso, todo me quedó claro. Contaba que estaba mal armada, al lote, y que al caer la hora de cierre, todavía no estaba terminada. Se la llevó así como estaba, y la pintura fue una medida de último recurso contra el óxido. En lo que llevaba del viaje (venía ya de vuelta, luego de haber llegado a Caleta Tortel), se había roto varias veces.

Esa noche descubrí la pérdida de mi colchoneta. Hacía mucho frío. Tuve que usar la piel de oveja para aislarme del piso, y sólo servía para mi espalda. Pasé tanto frío, que tomé un par de tragos de una petaca de pisco que tenía por ahí. Ayudó algo.

A la mañana siguiente, algo de sol!



Chaitén estaba cerca, así que no nos detendríamos ahí.












Ventisqueros!



Si no me equivoco, es el Puente Yelcho, inaugurado a fines de 1990. Antes de eso, se cruzaba en una balsa de Vialidad.






El ventisquero Yelcho.





Posiblemente Villa Santa Lucía.



Di la vuelta a una curva, y ahí estaba Camilo, conversando con otro motociclista. Así fue como conocimos a Tom Paprocki, de Wisconsin (www.themanifestdestiny.org). Se había venido desde allá en la KLR, llamada "El Jugoso".



Sin duda, mi sticker favorito es el de "Chofer Mimoso".









Él andaba más lento que nosotros, por estar solo, pero más importante, por haber tenido un accidente serio en Bolivia, culpa de un camión, que dejó a su compañero de viaje en un hospital en USA.

Paréntesis, me encanta el cartel con el camión subiendo una pendiente ridículamente empinada. Seguramente no les quedaban carteles de camiones en subida, y giraron un camión en bajada.











Notamos que el protector de carter que habíamos fabricado también servía para proteger al motor de este "chantazo" de caca de vaca.



En La Junta tomamos una cabaña para los tres, cocinamos fideos, y nos hicimos amigos de Tom.

Existe un supermercado sorprendentemente abastecido en La Junta. Es el único punto con pago por Redcompra y tarjetas de crédito en kilómetros a la redonda, es también una estación de servicio Copec, y el supermercado tiene absolutamente de todo, además de internet, cámara de vigilancia, sistema de cajas con PC, frutas, quesos, de todo. Y afuera, música "ambiental", que parece ser exclusivamente un CD de la Oreja de Van Gogh.

Una cosa interesante que encontré en el website de Vialidad.cl:



Es La Junta en 1981, con 40 viviendas. Y hoy:

Les recomiendo que exploren el sitio de Vialidad; hay registros fotográficos de los distintos tramos del Camino Longitudinal Austral, y va acompañado de información interesante.



Unas últimas palabras sobre las lanchas. Piensen en las que han visto a lo largo de sus vidas: acaso la gran mayoría no yacen olvidadas en garajes y patios? Para mi, son esculturas que nos recuerdan que no toda compra de un padre de familia es sabia, o bien considerada. Pero bueh. Quizás algún día, esa lancha verá el agua nuevamente.

Siguiente capítulo: La Junta - Puerto Aysén.

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9 Comments:

Blogger Golondrina said...

Aventurero Tercera entrega...Pues que te puedo decir...las fotos preciosas, me gusto la foto del arco iris. Linda Toma!!!
Ah y la foto de perfil...XD
Cuidate...

12:33 PM  
Anonymous Anonymous said...

Oh, que buenas las partes por las que andabas. Me encanta el sur, quiero ir.

Las fotos, excelentes, la del arcoiris y la del lago me gustaron.

Saludos.

8:23 PM  
Blogger Jaskask said...

Genial!

10:08 PM  
Blogger Kalahary Jones said...

va bien el relato, suerte

7:23 AM  
Anonymous Anonymous said...

hola: yo soy de la junta y buscando encontre esto....fue muy genial...los felicito ke lindo les quedo el relato y la foto de la junta en sus comienzos me emociono mucho!
gracias por hecer famosa la carretera austral...se lo merece porque es lo mas marabilloso del mundo! chao

1:18 PM  
Blogger durandal said...

Estimado Anónimo de La Junta, pues es un honor dar a conocer el sur de Chile, como se merece.

Saludos,

d.

7:11 AM  
Anonymous Anonymous said...

hola:

Hermoso reportaje , tal vz lo que para ustedes es un hermoso viaje para muchos de los estudiantes de la junta es una odisea llegar a nuestras casas en especial en invierno , o viajar en las detestadas barcazas , que atroz! bueno , me encanto .. Ptagonia Sin Represas!!!

Pia Sotomayor Hellriegel

10:14 PM  
Anonymous Anonymous said...

estaba buscando algo totalmente diferente con loque esta tu blog, sobre la lluvia si, pero sin querer me mety a tu sitio y vi tus fotos son muy bellas tuve una sensasion tan grande de nostalgia y de encanto al verlas que te escribi y raramente lo hago.
pero me gusto mucho verlas asi que te felicito y sigue viajando y tomando buenas fotos

1:09 PM  
Blogger Unknown said...

Que hermosas fotos, el verano pasado anduve por esos lugares, ahora pienso ir otra vez, es que en realidad la Carretera Austral es un lugar maravilloso. Ahora vuelvo por el Yelcho, y por cada rincón que me falto conocer, tus fotos me animan aun más a rememorar todas aquellas emociones!

12:18 PM  

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