Antipaseo a Aculeo

Este es un paseo que hice con Ben hace ya dos meses, algo así. Queríamos retomar el camino que seguimos en esa vuelta larga y misteriosa del año pasado, pero esta vez de día.

La verdad ya no recuerdo el detalle de la ruta que tomamos.





Almorzamos en un agradable lugar, donde la moto de Ben se cayó (la pata se hundió al cabo de unos minutos en el barro).



Sol, tranquilidad.



Este era el lugar:



Y seguimos, las flores en los árboles lo perfumaban todo.



Si hubiera habido viento, habría sido algo así como una escena japonesa.







Entusiasmados con la idea de ver el recorrido de día, tomamos el camino de tierra que de noche era tan lúgubre.

Cosas que de noche no se ven: una pequeña mina. 5 metros hacia adentro, y 10 a la derecha, y se detenía. Que aburrido.



Dimos la vuelta a una curva, y... un río. Francamente no recuerdo si es el mismo de esta foto:

Pero este estaba muy crecido, y luego de considerarlo bastante, decidimos volver. Maldición.





Volvimos, y tomamos otra ruta. Ben me mandó el archivo de la ruta que registró con el GPS, pero dejaremos la ruta en el misterio, a ver si le da un toque más de Halloween.







Andando por ahí, siguiendo esos caminos misteriosos que no revelaré, nos topamos con un lugar de apariencia rara, decaida. Parecía los restos de una fábrica o una refinería. Al frente, el suelo brillaba en el sol de tarde como si hubiera sido regado, pero eran en realidad estos fragmentos los que brillaban.






No sé si estas partes habrán sido depósito de material de desecho, o si acaso habrán extraído los cimientos al momento de demolerlo.



El lugar al parecer era desetino dominical de familias: ideal para recorrer, explorar, para que los niños jugaran.

Y sí, de hecho, los niños comenzaron a jugar, particularmente un niño bastante grande, llamado Ben Kenobi, quien decidió que roncear la rueda trasera sobre el pasto húmedo con una moto de 200 kg era buena idea.

El resultado... decidió a la semana siguiente colocarle barras de protección a la Transalp.






Y bueno, comenzó a hacer frío, y era hora de volver. El circuito por la Laguna de Aculeo tendrá que quedar para otra ocasión.