Motos de Buenos Aires
Cada metrópolis imbuye al visitante de una sensación característica. Personalmente me declaro fanático en extremo de la sensación que me produce Buenos Aires.
En este corto artículo mostraré uno de los millones de elementos que contribuyen al espíritu de Buenos Aires: sus motos.
Para un habitué de la dócil ciudad de Santiago del Orto, recién iniciado en el mundo de las motos, la llegada a Buenos Aires, desde un punto de vista netamente motoquero, ha de ser seguramente un shock. De partida el ambiente de "todos somos niños buenos que usamos nuestro casco" desaparece abruptamente. Los porteños parecen tener una preocupación desmesurada por la integridad física de sus codos, en desmedro de la de sus cabezas, por portar el casco casi exclusivamente colgado del codo izquierdo al andar en moto por las calles de la ciudad.
Aquellos que deciden dejar la salud de sus coyunturas al azar, portan el casco a modo de sombrero, presumiblemente aprovechando su forma para canalizar aire a su acalorada cabeza.
Las motos en sí también son distintas, no sólo en cuanto al modelo, ya que es normal esperar que hayan modelos distintos en distintos países, sino también en cuanto a los efectos que tiene el paso del tiempo sobre aquellos vehículos. Aquí en Chile las motos pasan relativamente directamente de nuevas en buena condición, a viejas en mala condición, (a menos que estén cuidadas), y posteriormente entran a la categoría más baja de todas: el water con ruedas.
En la Argentina, en cabio, una moto puede sufrir un sinnúmero de transformaciones bastardas, aprovechando de la manera más directa posible la disponibilidad (o ausencia) de cualquier repuesto. Es así como se producen monstruos como algunos que vi en mi visita en diciembre: una moto de cilindrada chica con un foco de un indicador de viraje, centrado a modo de foco principal (sin mica de color), o alguna variante decrépita de la CG100 (moto netamente citadina) con el foco y montura plástica de una XL200 (moto estilo enduro/off-road).
El resto de las curiosidades se pueden apreciar en las fotos que siguen.
Posiblemente la moto en mejor estado y más cuidada que vi en mi estadía. Además, la más linda.
Nunca había visto una moto así antes.
La familiar Virago.
Las motos de la PFA
Mi moto! Bueno, no tanto. Esta tiene freno de tambor delantero, y se llama "NXR 125 Bros". Feo el nombre, si me preguntan. Aparte del foco y el freno delantero, pareciera ser casi idéntico a una XR 125 L.
... Y la pata de partida. La XR 125 L tiene partida eléctrica.
Ah, y la parrilla. La XR 125 L tiene una parrilla mucho más generosa (y útil).
Montado en el cuerpo de la moto, delante del estanque, está lo que pareciera ser un regulador de voltaje. En la XR 125 L hay un objeto similar debajo del monoamortiguador trasero.
Lo mejor para el final: una XLR con el asiento tapizado con fieltro rojo.
En este corto artículo mostraré uno de los millones de elementos que contribuyen al espíritu de Buenos Aires: sus motos.
Para un habitué de la dócil ciudad de Santiago del Orto, recién iniciado en el mundo de las motos, la llegada a Buenos Aires, desde un punto de vista netamente motoquero, ha de ser seguramente un shock. De partida el ambiente de "todos somos niños buenos que usamos nuestro casco" desaparece abruptamente. Los porteños parecen tener una preocupación desmesurada por la integridad física de sus codos, en desmedro de la de sus cabezas, por portar el casco casi exclusivamente colgado del codo izquierdo al andar en moto por las calles de la ciudad.
Aquellos que deciden dejar la salud de sus coyunturas al azar, portan el casco a modo de sombrero, presumiblemente aprovechando su forma para canalizar aire a su acalorada cabeza.
Las motos en sí también son distintas, no sólo en cuanto al modelo, ya que es normal esperar que hayan modelos distintos en distintos países, sino también en cuanto a los efectos que tiene el paso del tiempo sobre aquellos vehículos. Aquí en Chile las motos pasan relativamente directamente de nuevas en buena condición, a viejas en mala condición, (a menos que estén cuidadas), y posteriormente entran a la categoría más baja de todas: el water con ruedas.
En la Argentina, en cabio, una moto puede sufrir un sinnúmero de transformaciones bastardas, aprovechando de la manera más directa posible la disponibilidad (o ausencia) de cualquier repuesto. Es así como se producen monstruos como algunos que vi en mi visita en diciembre: una moto de cilindrada chica con un foco de un indicador de viraje, centrado a modo de foco principal (sin mica de color), o alguna variante decrépita de la CG100 (moto netamente citadina) con el foco y montura plástica de una XL200 (moto estilo enduro/off-road).
El resto de las curiosidades se pueden apreciar en las fotos que siguen.
Posiblemente la moto en mejor estado y más cuidada que vi en mi estadía. Además, la más linda.
Nunca había visto una moto así antes.
La familiar Virago.
Las motos de la PFA
Mi moto! Bueno, no tanto. Esta tiene freno de tambor delantero, y se llama "NXR 125 Bros". Feo el nombre, si me preguntan. Aparte del foco y el freno delantero, pareciera ser casi idéntico a una XR 125 L.
... Y la pata de partida. La XR 125 L tiene partida eléctrica.
Ah, y la parrilla. La XR 125 L tiene una parrilla mucho más generosa (y útil).
Montado en el cuerpo de la moto, delante del estanque, está lo que pareciera ser un regulador de voltaje. En la XR 125 L hay un objeto similar debajo del monoamortiguador trasero.
Lo mejor para el final: una XLR con el asiento tapizado con fieltro rojo.
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