Casi Cerro El Roble
Ya en el último paseo a la cada-vez-más-visitada Cuesta La Dormida había notado, a lo lejos, el cerro El Roble. Posteriormente descubrí, gracias a Google Earth, que hay un acceso hasta la cumbre. Partí con un día feo en Santiago, con la esperanza de que, al llegar a Til Til, hubiera mejor tiempo.
Y así fue, más o menos. Comulgué con mi tradicional empanada y coca light en "Los Maximos Pinos" (donde aprendí que el nene que andaba en triciclo se llama "Máximo", porque la madre lo llamó) y seguí hasta el desvío a Rungue.
La vez pasada había hecho este camino de noche, y era más o menos como me lo imaginaba con luz.
Llegué al comienzo del camino que sube al Cerro El Roble. Una amable señora me informó que había nieve en el camino, y que probablemente no podría llegar a la cumbre. Le dije que subiría hasta donde pudiera, y que luego bajaría.
El camino estaba en buenas condiciones (para la moto, eso sí) y fue grato ver cómo se acercaba la cumbre. Había un contraste rarísimo entre arena arcillosa, sol, rocas, vegetación mediterránea, y a un km más o menos, nieve y nubes.
Cuando comenzó la nieve, no era como me la esperaba. Estaba amontonada en zonas bien delimitadas, y con 20-40 cm de profundidad. Por suerte las huellas de otros vehículos permitían un avance.
Las huellas eran angostas, y de haber chocado contra el borde de la canaleta sin nieve, probablemente habría perdido el equilibrio. Para evitar esto, mantuve mis pies a los costados, actuando como patines sobre la nieve, dejando surcos paralelos al principal. Era una combinación rara entre ski, water ski y motociclismo.
Cada zona de nieve era más profunda que la anterior, e inevitablemente llegúe al que terminó por cortarme el paso. Predeciblemente, me quedé enterrado en la nieve, hasta la catalina. Noten que la pata de apoyo está retraida para esta foto.
Caminé por un camino alternativo antes de lidiar con la moto, pero éste era igual o peor que el otro. Tendría que esperar unas semanas antes de poder avanzar más.
Decidí no repetir el error que cometí en el barro, y me saqué el casco, los guantes y la faja antes de sacar la moto. No fue tan difícil.
A ratos se abrían las nubes, las cuales fluían a gran velocidad sobre mi, desde la ladera poniente, y era posible ver el Cerro La Campana.
Tomé un camino alternativo, pero éste también estaba cortado por la nieve. Terminé enterrado por segunda vez. Aquí, bajando ya.
Otro camino más, que me llevó por la ladera poniente. Las huellas de caballo indicaban que este camino quizás llevaba al valle, más abajo. Anduve un rato por un camino que podría haber sido realmente espectacular si no fuera por las nubes.
Finalmente un derrumbe de piedras grandes me cortó el paso. Una lástima. Realmente quería llegar al otro lado.
Y volviendo ya, aquí se ve el cerro donde estuve en el paseo pasado.
Pasé por el tranque o embalse que queda cerca a Rungue.
Y esta foto, desde el puente justo antes de las vías del tren.
La nieve le quitó instantáneamente la lubricación a mi cadena. Mi mezcla de aceite de caja SAE 80/90 y Silkolene Titanium parece que deberá cambiarse por algo más resistente. Pasé por casa de Ben y Jano en Quilicura para saludar, y aproveché de lubricar la cadena.
Y así fue, más o menos. Comulgué con mi tradicional empanada y coca light en "Los Maximos Pinos" (donde aprendí que el nene que andaba en triciclo se llama "Máximo", porque la madre lo llamó) y seguí hasta el desvío a Rungue.
La vez pasada había hecho este camino de noche, y era más o menos como me lo imaginaba con luz.
Llegué al comienzo del camino que sube al Cerro El Roble. Una amable señora me informó que había nieve en el camino, y que probablemente no podría llegar a la cumbre. Le dije que subiría hasta donde pudiera, y que luego bajaría.
El camino estaba en buenas condiciones (para la moto, eso sí) y fue grato ver cómo se acercaba la cumbre. Había un contraste rarísimo entre arena arcillosa, sol, rocas, vegetación mediterránea, y a un km más o menos, nieve y nubes.
Cuando comenzó la nieve, no era como me la esperaba. Estaba amontonada en zonas bien delimitadas, y con 20-40 cm de profundidad. Por suerte las huellas de otros vehículos permitían un avance.
Las huellas eran angostas, y de haber chocado contra el borde de la canaleta sin nieve, probablemente habría perdido el equilibrio. Para evitar esto, mantuve mis pies a los costados, actuando como patines sobre la nieve, dejando surcos paralelos al principal. Era una combinación rara entre ski, water ski y motociclismo.
Cada zona de nieve era más profunda que la anterior, e inevitablemente llegúe al que terminó por cortarme el paso. Predeciblemente, me quedé enterrado en la nieve, hasta la catalina. Noten que la pata de apoyo está retraida para esta foto.
Caminé por un camino alternativo antes de lidiar con la moto, pero éste era igual o peor que el otro. Tendría que esperar unas semanas antes de poder avanzar más.
Decidí no repetir el error que cometí en el barro, y me saqué el casco, los guantes y la faja antes de sacar la moto. No fue tan difícil.
A ratos se abrían las nubes, las cuales fluían a gran velocidad sobre mi, desde la ladera poniente, y era posible ver el Cerro La Campana.
Tomé un camino alternativo, pero éste también estaba cortado por la nieve. Terminé enterrado por segunda vez. Aquí, bajando ya.
Otro camino más, que me llevó por la ladera poniente. Las huellas de caballo indicaban que este camino quizás llevaba al valle, más abajo. Anduve un rato por un camino que podría haber sido realmente espectacular si no fuera por las nubes.
Finalmente un derrumbe de piedras grandes me cortó el paso. Una lástima. Realmente quería llegar al otro lado.
Y volviendo ya, aquí se ve el cerro donde estuve en el paseo pasado.
Pasé por el tranque o embalse que queda cerca a Rungue.
Y esta foto, desde el puente justo antes de las vías del tren.
La nieve le quitó instantáneamente la lubricación a mi cadena. Mi mezcla de aceite de caja SAE 80/90 y Silkolene Titanium parece que deberá cambiarse por algo más resistente. Pasé por casa de Ben y Jano en Quilicura para saludar, y aproveché de lubricar la cadena.
4 Comments:
Ski, water ski y motociclismo...
... todo sea para evitar el potocross.
yo tuve moto, en mis años mozos, antes de que se inventara el petróleo... y te envidio el paseo, porque en Argentina no se pude, por el tránsito espantoso que hay, y lo mal que menejan todos.
ndas fotos. Te dejo un abrazo en Cilencio.
Excelente, pese a que no eres fotógrafo, fotografías muy bien.
saludos Kok.. jajaja.
Me convenciste, me voy el fin de semana, pero en bici... saludos y gracias por la info.
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