Lagunillas 2
Domingo 25 de Marzo, día del gran paseo de la Adach.
Al que no llegué sino 30 minutos antes del término, por tener que recuperarme de la noche anterior.
Ahí estaba Francisco, el gran aventurero de Placilla, y muchos más. Con él y Ben nos encaminamos hacia Lagunillas, mientras los demás se despedían y dispersaban.
Subimos, pasamos los andariveles, y al llegar al alambrado, viramos a la izquierda.
Avanzamos mucho más que la vez pasada.
Pasada una subida particularmente difícil, decidimos esperar a Ben. Su moto, más grande y pesada, seguramente no se podría la subida, y lo más probable es que habría desistido de intentar.
Como quedaba todavía camino por recorrer, bordeando el cerco, me devolví en busca de Ben. Así lo encontré.
No, en realidad no. Lo encontré en la parte más alta de la subida, con el casco puesto, las manos tras la espalda, con ese lenguaje corporal de "se me cayó la moto".
Tomamos otras fotos de "naturaleza muerta", una con él colgado como trapo viejo del alambrado. Mientras yo hacía ajustes en la cámara, alcancé a escuchar que murmuraba desde dentro de su casco apúrate, el alambre me está ahorcando. Ah, todo sea por el arte.
Efectivamente, se le había caído. Por la altitud, simplemente no tuvo suficiente potencia para subir.
La dimos vuelta con mucho, mucho cuidado, con la ayuda de Francisco, y pudo bajar otra vez. Tal fue su felicidad, que le hizo un baile de perreo a la moto.
Nosotros seguimos hasta llegar al final de la huella al costado del cerco.
Ben había dicho que se quedaría por allá abajo, jugando, tratando de avanzar por otra ruta, pero al volver al andarivel, no lo encontramos.
Continuamos entonces hacia el otro lado, bordeando el cerco. Aquí, una subida larga y con piedras sueltas.
La vez pasada llegué a un cerco perpendicular que me cortó el camino. Tenía una pasada, pero no quise desarmar el amarre de alambre que lo mantenía cerrado. Esta vez todo eso yacía en el suelo. Me debatí si debería volver a cerrarlo luego de pasar, pero quizás había una buena razón para que estuviera abierto (movimiento de ganado, qué sé yo).
Avanzamos más, llegamos a una esquina del cerco, y doblamos a la izquierda.
Unos 200 m más adelante, se acabó el camino.
Los últimos rayos de la puesta del sol.
Por ahí vinimos. Según Google Earth, estábamos a 2630 m. Excelente actividad para un domingo con resaca.
Hice un corto video de la vista en 360º.
Al que no llegué sino 30 minutos antes del término, por tener que recuperarme de la noche anterior.
Ahí estaba Francisco, el gran aventurero de Placilla, y muchos más. Con él y Ben nos encaminamos hacia Lagunillas, mientras los demás se despedían y dispersaban.
Subimos, pasamos los andariveles, y al llegar al alambrado, viramos a la izquierda.
Avanzamos mucho más que la vez pasada.
Pasada una subida particularmente difícil, decidimos esperar a Ben. Su moto, más grande y pesada, seguramente no se podría la subida, y lo más probable es que habría desistido de intentar.
Como quedaba todavía camino por recorrer, bordeando el cerco, me devolví en busca de Ben. Así lo encontré.
No, en realidad no. Lo encontré en la parte más alta de la subida, con el casco puesto, las manos tras la espalda, con ese lenguaje corporal de "se me cayó la moto".
Tomamos otras fotos de "naturaleza muerta", una con él colgado como trapo viejo del alambrado. Mientras yo hacía ajustes en la cámara, alcancé a escuchar que murmuraba desde dentro de su casco apúrate, el alambre me está ahorcando. Ah, todo sea por el arte.
Efectivamente, se le había caído. Por la altitud, simplemente no tuvo suficiente potencia para subir.
La dimos vuelta con mucho, mucho cuidado, con la ayuda de Francisco, y pudo bajar otra vez. Tal fue su felicidad, que le hizo un baile de perreo a la moto.
Nosotros seguimos hasta llegar al final de la huella al costado del cerco.
Ben había dicho que se quedaría por allá abajo, jugando, tratando de avanzar por otra ruta, pero al volver al andarivel, no lo encontramos.
Continuamos entonces hacia el otro lado, bordeando el cerco. Aquí, una subida larga y con piedras sueltas.
La vez pasada llegué a un cerco perpendicular que me cortó el camino. Tenía una pasada, pero no quise desarmar el amarre de alambre que lo mantenía cerrado. Esta vez todo eso yacía en el suelo. Me debatí si debería volver a cerrarlo luego de pasar, pero quizás había una buena razón para que estuviera abierto (movimiento de ganado, qué sé yo).
Avanzamos más, llegamos a una esquina del cerco, y doblamos a la izquierda.
Unos 200 m más adelante, se acabó el camino.
Los últimos rayos de la puesta del sol.
Por ahí vinimos. Según Google Earth, estábamos a 2630 m. Excelente actividad para un domingo con resaca.
Hice un corto video de la vista en 360º.
Labels: cajondelmaipo, chile, paseos
3 Comments:
Vaya, vaya...creo que me estoy haciendo adicta a tu página. Tus fotos me dan ánimos para empezar a trabajar en este frío lunes.
Un saludo
Buen paseo.
Yo tampoco pude ir a lo de la Adach, pero me desquite con Farellones.
Saludos
Run
Que bellas fotos...ya se me hace una rutina agradable pasar por tu página y ver que hay de nuevo...
Ah, y no podía dejar pasar por alto algo que note…
Auto foto sin gafas oscuras…
Tus ojos absolutamente preciosos!!!
Cuídate
R.
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