Yo, Cobarde.

Hoy, mientras iba camino a ver lo de la parrila en Con Con con Alameda, muchas cuadras antes, acercándose a un semaforo en rojo, vi, en la pista a mi derecha, por la ventana trasera del auto, un hombre dando golpes fuertes a algo en el asiento trasero, desde su posicion de conductor.

Me detuve al lado de su auto, y vi 4 patitas, dos niños en el asiento trasero, aterrados, y él: te voy a pegar más si no te quedai callao, ya?

Yo hice lo único que me vino a la mente, la única manera de expresar mi enojo, y fue dar el acelerador de la XR 250 a mango. El ruido fue más de lo que yo esperaba, y se detuvo, él, con su bigote de candado, él, con sus lentes de plástico negros, él, el chanta bien vestido, él, la nada misma. Me miró. Expresión no tenía, pero sí me miraba. Estuvimos así dos segundos, tres. Dio la luz verde. Partí, preocupado de que no me fuera a tirar el auto encima. Partió con un chirrido de neumáticos, pero viró a la izquierda. No lo vi más.

En retrospectiva, la patente, un manotazo en el techo, una patada en la puerta. Algo. Unas palabras, por último. Por sobre todo la patente, para la denuncia. Pero bueh, todos son generales después de la guerra y yo lo único que hice fue meter ruido. Es decir, nada.