Carretera Austral Parte 5: Coyhaique y Alrededores
Día 9 y 10: Camino Puerto Aysén-Coyhaique, mi cumpleaños, Valle Simpson, pinchazo, Lago La Paloma. |
Tom finalmente encontró una manera de cambiar dinero en Puerto Aysén (una historia salida de The Big Lebowsky, casi) y trajo desayuno al hospedaje. Comimos sanamente, y partimos, no sin antes dejar una franja de caca de perro sobre mi asiento al pasar mi bota sobre ella.
El camino entre Puerto Aysén y Coyhaique se vuelve más atractivo a medida que se avanza.
Con viento, dimos la vuelta a una curva, y nos encontramos con estas hermosuras:
Paramos. Yo, por lo menos, maravillado. Y desde el mirador, Coyhaique. Es raro: las fotos no le hacen justicia a cómo se ve la ciudad de lejos.
Llegamos a la ciudad, y pasamos a la oficina de informaciones turísticas. Después, encontramos hospedaje en calle Simpson, por ahí por la altura del 500.
El lugar, suficientemente agradable. Sobre la dueña... ay dios, dónde comenzar. Nos abre la puerta la madre de He-Man. Su hijo heredó su corte de pelo, pero no la papada, el ancho descomunal, ni el gusto por el rimmel aplicado con espátula de albañil. He-Man tampoco heredó la voz rasposa ni el hábito de hablar con la cabeza tirada hacia atrás. Sobre el antisemitismo, queda la duda, ya que no recuerdo a ningún israelí en la serie infantil.
Con ella no tuvimos muchos problemas, salvo el de la explicación clara y detallada de que en un lugar donde se ha convenido un precio reducido, no corresponde a los buenos modales pedir una toalla, y cosas por el estilo. No, la sacamos barata, básicamente por no venir de un polvoriento país llamado Israel.
Esto lo dedujimos al escuchar cómo la señora hablaba con ellos. Cuando llegaron, pidieron conocer el cuarto de arriba, donde dormiría uno de ellos, quizás una de las dos chicas. Subió ella, y luego, otro chico. Puso grito en el cielo: "UNO sólo sube, no más de UUUUUNO!". Le explicaron en español precario que era porque quería ver dónde dormiría. A regañadientes aceptó. Luego hablaron sobre otro tema, y Camilo alcanzó a escuchar que la señora les decía "Ya, no te hagai el weón, si yo se que me entendís".
Más tarde escuchamos (a través de la puerta cerrada) cómo les daba cátedra sobre lo inapropiado de dejar calcetines secando en la ducha, ya que no era una lavandería. Y así.
Descargamos las cosas, y nos fuimos a visitar la Reserva Nacional Coyhaique, un parque absolutamente imperdible, y muy cerca a la ciudad.
Antes, un desvío para que Tom pudiera satisfacer su fetiche de puentes colgantes.
Y subimos, con la tradicional artimaña de poner a Tom entre los dos, con el casco puesto, mientras yo negociaba las entradas con el guardaparque, para que nuestro amigo no tuviera que pagar el doble o más por ser extranjero.
Hermosa ciudad.
Subiendo por el camino de acceso, noté un tramo de goteo de aceite. Más adelante, se hizo más intenso. Y en cierto punto, parecía un manguereo de aceite. Adelante de nosotros, una casa rodante subiendo lentamente. Lo adelanté apenas pude, y le señalé para que parara. Le dije que estaba perdiendo aceite. Al agacharme para mirar, del motor seguían saliendo salpicones de aceite, y humo blanco. Bajé para dar aviso al guardaparque, y de paso fui hasta la carretera para ver si encontraba el tapón de aceite, que nunca encontré, obviamente. Lástima ver como un motorista se enfrenta al hecho de que posiblemente fundió el motor.
Existen varias lagunas con senderos que los rodean. Tomamos uno de los caminos, a pie. Pasamos algunas personas acampando, cerca del comienzo del sendero, en las zonas establecidas para ello. Más adelante, nos perdimos entre árboles, arbustos, juncos, pasto.
Y, en medio de todo, una lata de cerveza. Qué feo. Malditos chantas, no es posible escaparse de ellos.
Dimos la vuelta a un matorral, siguiendo el camino, y...
Ah. Eso explicaría la lata. Linda quemadura de raja vas a tener, amigo.
Resina.
Seguimos, y el entorno pasó a ser un bosque cerrado, con caminos laterales de unos 100 m, que iban desvaneciendo gradualmente, hasta dejarte en medio del bosque. Hermoso.
Y salimos al atardecer.
Tom tuvo la brillante idea de averiguar dónde había una cervecería artesanal, y le indicaron que existía una: Cerveza D'Olbek.
Pasamos, y nos dieron un tour del proceso, y mientras conversábamos, aparecían más integrantes de la familia. Quieren probar un poco? Pues dale! Un vaso no despreciable, directo del depósito, frío y agradable. Otro vaso más? Dale!
Nos fuimos contentos, y muy agradados por la visita. Si ven cerveza D'Olbek por ahí, pruebenla. A Santiago llega sólo por pedido, cajas de 16. Quizás con Camilo compremos una, cuando nos baje la nostalgia. Yo me traje una botella desde Coyhaique hasta Santiago en las alforjas. La etiqueta parcialmente erosionada por la vibración y fricción, pero unas horas en el freezer y estaba como salida del tonel.
Salimos a comer, y... pues otro Dinas. Menos ebrios solitarios esta vez.
A la mañana siguiente me quería duchar. Tom se tuvo que duchar con agua fría, porque aún cuando le preguntó por la ventanita del baño a la señora si acaso había un problema con el agua caliente, recibió cátedra sobre el funcionamiento perfecto del agua caliente en su casa, y que habría que ser muy poco astuto para no saber que abriendo la llave de la derecha se obtiene agua caliente. Yo me adelanté a los hechos, y toqué la puerta de la cocina, la que permanecía permanentemente cerrada. Emergió la bestia. "Disculpe, pero pareciera no haber más agua caliente. Es un estanque o...". Ah, el poder de la elipsis y la mirada fija. "No, es un calefon, lo apagué yo.". Actuando sorprendido, le pregunto: "Y por qué lo apagó?". Su cara se desfigura bajo las múltiples capas de rimmel, sombra y brillantina plateada y adopta una expresión de complicidad. A través de la puerta de la cocina, la cual le ha servido hasta el momento de barrera visual contra los israelíes, quienes terminan su desayuno en el comedor, gesticula con el pulgar. "Lo apagué por ellos!". Y yo: "Y por qué por ellos?", pregunto. "Porque son israelíes!", con todo el ademán de quien acaba de sentenciar la última frase de un razonamiento impecable, perfecto. "Son tan pesados!".
Ah, y era mi cumpleaños, además de un día de sol hermoso.
Salimos a recorrer lo que está al sur oeste de Coyhaique: Valle Simpson, Lago La Paloma y alrededores.
Pasamos a un lugar con un cartel que anunciaba la venta de quesos. Cantalicio Millar y Juana Navarro eran sus nombres, y los quesos los hacían ahí mismo, con ayuda de baldes de pintura perforadas. Estaban acostumbrados a vender quesos enteros, pero Tom no quería uno entero. Entre las deliberaciones sobre el corte, el costo y demases, el Sr Millar dijo "Ya, se lo regalo, lléveselo", y le pasó la mitad de un queso que tenían de muestra. Fue una mezcla entre hastío por las complicaciones y generosidad. Eso sí, el queso era rico.
La idea era ir al Lago La Paloma primero, y luego al lago Elizalde.
En el camino, esta casona, con la cascada detrás.
El lago La Paloma es un lugar bastante especial. Aguas transparentes, encajonado entre cerros altos. Esos fardos son de lana recién esquilada de oveja. Un tipo en una lancha las traía de a cuatro, cinco, en viajes desde otro punto en el lago.
Camilo decide bañarse. Tom y yo decidimos tirarle piedras al agua alrededor de él, para salpicarlo, ya que no pasó de meter las rodillas al agua.
Mientras Camilo y Tom compartían un momento especial juntos, tirando piedras al lago durante media hora (sí, a mi también me cuesta pensarlo. Quién tira piedras a un lago durante media hora? A la mañana siguiente se quejaban de que les dolía el brazo. Hm...), yo me escapé a conocer otro lago, a través de un portón que quedaba un poco antes del Lago La Paloma. El camino daba una vista buena del lugar donde había estado hace poco.
El lago resultó no ser tan interesante, y seguí, hasta que consideré que me había alejado lo suficiente.
Y nos encaminamos al lago Elizalde.
Fue entonces cuando Camilo pinchó su neumático trasero. Nos detuvimos, insertamos el tarugo de goma del kit de reparación, y partió, con vistas a volver a Coyhaique para reparar apropiadamente el neumático.
Partí yo, y a los minutos pinché el mio también. Aquí, el culpable:
Feliz cumpleaños. Metí el spray anti pinchazos, y no funcionó, por tercera o cuarta vez. Nunca me ha funcionado, creo. Alcancé a avanzar un kilómetro antes de que se desinflara nuevamente.
Con Tom botamos la moto sobre el pasto al costado del camino, y sacamos la rueda trasera. Habría que parcharla, sin alternativa.
Por lo menos nos tocó un día bonito.
Y con eso, volvimos a Coyhaique. Esa noche pasamos al supermercado e hicimos un banquete de sandwiches en el cuarto del hospedaje de la señora loca. Tomamos cerveza D'Olbek, atentos a la señora, preocupados de que nos pillara, como en el colegio.
A la mañana siguiente, antes de partir, Tom descubrió una sorpresa interesante en el baño. Alguien había dejado una cagada casi artística en la taza, como si se tratara de un concurso de asquerosidades. Nos comentó también sobre sus propiedades adhesivas. Camilo y yo negamos su autoría, por lo que sólo podemos pensar que uno de los israelíes lo dejó en venganza muy sutil para la señora. Nada mal...
Siguiente Capítulo: Puerto Río Tranquilo y alrededores.
Labels: carreteraaustral, chile, paseos, viajes
20 Comments:
Hola Paul...
Estoy muy impresionado de todos los parajes que has visitado... realmente hermosos y majestuosos.
Queria hacerte una pregunta...todo el trayecto que visitaste, obviamente no los lugares "solo para motos todo terreno", puedes hacerlo en un auto normal, por ejemplo un Corsa (que no es tan bajo pero que en traccion se queda atras), o necesitas un 4x4?
Tenemos ganas de ir con Norma al sur, desde hace dos años que lo tenemos en nuestros planes pero por distintos motivos no hemos ido, y ahora me entro la duda con la factibilidad tecnica de hacerlo en un auto pequeño.
Eso no mas... hermosos parajes y gente maravillosa (salvo la sra del hostal! jajaja).
Salu2
Gzo
Paul, amigo, la segunda foto de este relato está impresionantemente bella. Parece un cuadro loco, te pasaste.
Como siempre buen relato, y muy entretenido.
Por lo que se ve los caminos de tierra no son tan malos por esos lados, ¿o me equivoco?.
Saludos man.
Feliz cumpleaños atrasado, amigo. Un lástima no haberlo pasado juntos. Pero creo que con la mamá de He-man y los Israelíes ya tuviste suficiente.
Excelentes las fotos y el comentario!
La señora del hospedaje tiene un clon en Huancayo, Perú.
Estimado Pajarraco,
Pues es bastante simple: cualquier vehículo de cuatro ruedas puede hacer el Camino Longitudinal Austral. Necesitas una autonomía de unos 220 km en algunos tramos, y de unos 500 para llegar a y volver de Villa O'Higgins (si no quieres comprar bencina ultra cara en bidones allá, si es que hay).
Hay calamina, sí, hay hoyos despiadados, sí, pero todo eso se evita transitando lento. Todo lo que no es hoyo ni calamina, que es el 95% del CLA, es perfectamente transitable a una velocidad razonable para cualquier vehículo. Es mucho mejor que muchos caminos de tierra que he conocido.
Saludos, y dale nomás!
d.
Aventurero..La segunda foto ...Sencillamente HERMOSA!!!..Y la historia de la señora del hospedaje con los israelies muy coloquial...en definitiva...excelente relato.
Feliz Cumpleaños....atrasado y que los que vengan esten acompañados de muchas historias para contar!!!
Cuidate
El antisemitismo parece ser algo arraigado en el sur. Recuerdo un hostal de Puerto Natales, que como toda la ciudad estaba lleno de ellos. La señora Maria Jose los trataba bien (igual son clientes y plata es plata), pero a veces se desahogaba con nosotros y nos contaba lo desconsiderados que eran con el resto de los pasajeros. Y que no se te ocurriera dejar algo en la cocina, si no querias que lo tomaran como si fuera de ellos.
Pero esta señora se fue al chancho... se merecia la cagada jeje
Hey Paul, has considerado llevar una cámara de repuesto, asi no pierdes tanto tiempo en sacar reparar y volver a colocar, sólo cambias la cámara y cuando tengas tiempo reparas la dañada.
Pajarraco, la carretera austral se puede hacer sin problemas por cualquier vehículo, mas ahora que tiene bastante asfalto.
Aún cuando era pura tierra, la encontré facil hasta para un legendario Fiat 600, eso si puede haber sectores complicados, pero uno va de paseo, y no haciendo carreras, atrévete y verás que lo pasas de lo mas bien. Evita eso si usar trasbordadores, puedes ingresar a la carretera austral por Trevelin/Futalaufú (argentina/chile)
Saludos Charlie B.
Mister Kalahary,
Pues una cámara de repuesto habría ahorrado los 10 minutos que tomó lijar el pinchazo, aplicar el pegamento, esperar a que seque y aplicar el parche.
Tenía dos cámaras para el viaje, pero por peso (y porque no esperaba rajar la cámara, sólo pincharla) la dejé.
En un viaje internacional sí que las habría llevado.
Saludos,
d.
Sabían que las cámaras que se rajan pueden ser cosidas con aguja e hilo y luego parchadas, con eso se evita o retarda que se sigan rajando.
Eso sí que no lo sabía. Lo has tenido que hacer?
d.
hola, soy de la cerveza artesanal D'OLBEK, y me parece fantastico que hayan pasado a conocer nuestra planta. Te felicito por las fotos son fantasticas.
Yo lamentablemente, no vivo allá, y no puedo disfrutar todo el año de la belleza de ese lugar,
pero si, tengo cerveza en Santiago, para quienes quieran probarla por primera vez, o para quienes quieran seguir disfrutandola!
Contacto: adelinedesmet@gmail.com
Saludos y vuelvan a la patagonia!!!
A. de Smet d'Olbecke
Fantástico!
Gracias por el dato.
d.
hola
estaba buscando informacion sobre uno de mis informes de turismo y me encuentro con esto, es maravilloso todo lo que mi pais tiene para ofrecer a sus turistas y a su propia gente, yo con la vida que tengo corriendo todo el dia, estudiando, trabajando tratando de cumplir siempre, esto fue un stop en mi largo dia
besos, cuidense
valeria, chile
Espectaculares el viaje y las fotos y tal como dices, probablemente no hacen justicia al lugar. Felicitaciones. Fabiola M.
Notable narración, por supuesto, muy buena fotos.
Estoy planeando mi viaje para la carretera austral (desde Santiago a Punta Arenas) febrero-marzo de 2009.
Tus comentarios y datos están geniales para planificar mi viaje (así como decía Zamorano con el transantiago.....).
Ojalá me tope con otros viajeros ya que voy solo.
saludos y felicitaciones por el extraordinario material que has compartido.
Andrés
Muy buena narración y descripción de la idiosincracia patagónica. Me cautivaron las fotos de mi tierra pero más aún las historias de los israelies... hay un tema con ellos en verdad.
Un gusto leer tus historias y ver tus fotos... qué cámara tienes?
Felicitaciones por tu historia y fotos. Queremos ir el proximo verano 2010, vamos en auto y necesitamos saber cuanto tiempo nos tomaría el viaje entre santiago y caleta tortel ida y vuelta porque debemos pedir las vacaciones en nuestro trabajo. Saludos Juan Carlos y Ximena.
Ufff...hermoso...y te pido disculpas pero ya te robe algunas fotos para mi blog...
Lo de los israelies no es por su procedencia especificamente, sucede que normalmente los que vienen, lo hacen en grupos de 4 o mas, vordean los 20 años y son recien salidos del ejercito israeli, por eso tiene la fama de problematicos en cuanto a alcohol y riñas se refiere...
http://ciudadcoyhaique.blogspot.com/
hola Paul ! me he demorado unos años en comentar , sigo el blog desde el mítico foro www.motociclistas.cl . por fin luego e unos años tengo oportunidad en hacer esta misma travesía, y me re-encantado con la lectura de tu blog , enhorabuena donde sea que estés. Saludos desde Friendship
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