Cosas que uno nota volviendo a casa en la moto luego de un dia poco productivo en la Universidad
Un carrito de tracción humana visto desde atrás, desde la primera fila de una luz roja, tan grande que uno no distingue si su piloto es joven o viejo. El vaivén es igual de lastimero. No dispone de reflectores, ni siquiera de CDs adosados a la carcaza. Las ruedas son bandas de metal irregulares y dobladas. Es tarde. Probablemente vive muy lejos. A dónde va? Aparte de la canasta rota, el bidón sucio y otras cosas colgadas externamente, qué llevará en el carrito?
La luz de peatón se vuelve intermitente. Aumento levemente las revoluciones del motor. Al mi izquierda, un taxi. Los taxis son más relajados al salir de una luz roja, no gastan combustible innecesariamente. A mi derecha, una camioneta del año, grande. El conductor viste camisa y corbata. Vuelve del trabajo a su hogar. Probablemente partirá con mayor ímpetu. Esa es la ironía: los pequeñines que se compran los vehículos más grandes generalmente los manejan de la manera menos eficiente. En conclusión, usaré la pista izquierda luego de partir.
La luz ámbar de la vía cruzada se prende. Revoluciono el motor otro toque, con la punta de mi bota bajo el pedal de cambios otra vez más, revisando si estoy en primera. Con el pulgar izquierdo reviso si los intermitentes están apagados y si la luz está en alta. Es un tic.
El carrito ha logrado avanzar unos metros durante esta luz roja. Me pregunto si lo habrá visto el energúmeno de la camioneta. Supongo que sí.
Da la luz verde, y salgo. Mi pequeño motor de 125 cc me da la salida que necesito, y gradualmente me coloco delante del taxi. La camioneta parte relajadamente, y voy solo delante del pelotón de vehículos.
All clear.
La luz de peatón se vuelve intermitente. Aumento levemente las revoluciones del motor. Al mi izquierda, un taxi. Los taxis son más relajados al salir de una luz roja, no gastan combustible innecesariamente. A mi derecha, una camioneta del año, grande. El conductor viste camisa y corbata. Vuelve del trabajo a su hogar. Probablemente partirá con mayor ímpetu. Esa es la ironía: los pequeñines que se compran los vehículos más grandes generalmente los manejan de la manera menos eficiente. En conclusión, usaré la pista izquierda luego de partir.
La luz ámbar de la vía cruzada se prende. Revoluciono el motor otro toque, con la punta de mi bota bajo el pedal de cambios otra vez más, revisando si estoy en primera. Con el pulgar izquierdo reviso si los intermitentes están apagados y si la luz está en alta. Es un tic.
El carrito ha logrado avanzar unos metros durante esta luz roja. Me pregunto si lo habrá visto el energúmeno de la camioneta. Supongo que sí.
Da la luz verde, y salgo. Mi pequeño motor de 125 cc me da la salida que necesito, y gradualmente me coloco delante del taxi. La camioneta parte relajadamente, y voy solo delante del pelotón de vehículos.
All clear.
Labels: chile
2 Comments:
Me gusta este relato, lo he leído unas 4 veces.
Que bien... me pregunto por qué?
d.
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