Camino Cortado
Hace tiempo que no volvía a las Termas El Plomo, y hace un mes y tanto me entró la curiosidad por saber si acaso se podría llegar hasta el final, o si habría demasiada nieve. Los dos paseos anteriores que hice, a las termas y a la mina, fueron hechos antes de las grandes llovidas del invierno, y francamente no tenía muchas esperanzas de poder llegar hasta el final.
Pues partí en un lindo día a ver qué tal.
La nieve estaba en retroceso en los cerros.
Aunque todavía llegaba hasta el agua en el Embalse El Yeso.
A modo de comparación, esta foto, del otoño:
Iba felizmente rodeando el Embalse El Yeso, siguiendo el camino angosto y pedregoso que sigue las curvas de los cerros, hasta que llegué al tramo justo frente al muro del embalse, un tramo recto y levemente en subida. Habían unos diez o quince autos y camionetas parados ahí, estacionados al lado del camino angosto, y la gente se paseaba. Qué raro. Seguí lentamente y cuando llegué al último auto, comprendí. Unas rocas gigantes se habían desplomado del cerro, y el camino estaba cortado. Todos estos autos eran de aquellos que tuvieron la intención de armar un paseo familiar dominical a las Termas seguramente, pero en vez de eso decidieron quedarse ahí.
Gracias a las bondades de la moto, pasé sin problemas entre dos de las rocas gigantes.
Al otro lado, una que otra familia caminando. Y un zorro!
La escena al otro lado era extremadamente rara: mientras que el camino de tierra antes de ese punto había sido uno bastante normal, no fantástico pero tampoco terrible, aquí al otro lado de las rocas, en algunos tramos, casi no parecía camino. Es decir, existía la superficie plana de un camino, pero estaba cubierta de rocas pequeñas, de tamaños que variaban entre una naranja y una sandía grande. Algunos tramos estaban completamente despejados, pero otros, como el que se ve en la distancia en la siguiente foto, hacían que el andar fuera extremadamente difícil.
Detesto este tipo de terreno. Es obligación andar con los pies abajo, y toda roca por la que pasas puede rodar hacia un lado u otro, haciéndote perder el equilibrio. Los traumatismos testiculares son frecuentes :(
Felizmente, una vez que el camino se despegó de la ladera del cerro, fue posible volver a andar tranquilamente.
En en centro de la foto, se ve apenas el camino que intenté recorrer en el paseo a la mina, pero tapado por nieve. En esa ocasión la nieve también me cortó el camino; ya volveré en verano para recorrer estos lugares.
Y pues casi predeciblemente... adivinen: la nieve me cortó el camino. No recuerdo bien cuánto me faltaba, diría que varios kilómetros todavía.
Lo genial es que sentía que tenía el Cajón para mi solo; claramente no había ningún vehículo 4x4 pasadas las rocas gigantes, y todo el trayecto fui intentando detectar rastros de alguna moto. Habían huellas de algunas motos grandes, quizás F650 o KTM950, probablemente con esos neumáticos parecidos a los Metzeler/Tourance, pero ninguna huella fresca, reciente. A menos que alguien haya decidido caminar decenas de kilómetros por el camino, me encontraba completamente solo. Es rara esa sensación.
Desmonté, y bajé al río.
Estuve ahí un buen rato.
Para la vuelta, tuve menos suerte al tratar de cruzar el terreno con piedras.
Primero, el panorama:
Segundo, el resultado:
Joerrrrrrrr... Levanté la moto. Me saqué la chaqueta, el casco. Hacía calor. Comencé a despejar un caminito para pasar. Inicialmente había pensado despejar un par de metros, pero la naturaleza Zen de la tarea me cautivó, y antes de poder darme cuenta qué había hecho, había creado un camino entre las piedras de unos 50 metros. Aquí, el tramo inicial:
Algunas películas sobre el mundo post-catástrofe tienen escenas increíbles de deterioro y desolación de la creación humana. El camino inspiraba un sentimiento similar. Me impresionó como un solo invierno podía cubrir el camino de tantas rocas. Claramente, mantenerlo despejado era un trabajo constante.
Y luego de esas reflexiones sobre nuestra pasajera huella en el mundo, y de haber hecho mi propio jardín de rocas Zen en la cordillera, volví a casa.
Pues partí en un lindo día a ver qué tal.
La nieve estaba en retroceso en los cerros.
Aunque todavía llegaba hasta el agua en el Embalse El Yeso.
A modo de comparación, esta foto, del otoño:
Iba felizmente rodeando el Embalse El Yeso, siguiendo el camino angosto y pedregoso que sigue las curvas de los cerros, hasta que llegué al tramo justo frente al muro del embalse, un tramo recto y levemente en subida. Habían unos diez o quince autos y camionetas parados ahí, estacionados al lado del camino angosto, y la gente se paseaba. Qué raro. Seguí lentamente y cuando llegué al último auto, comprendí. Unas rocas gigantes se habían desplomado del cerro, y el camino estaba cortado. Todos estos autos eran de aquellos que tuvieron la intención de armar un paseo familiar dominical a las Termas seguramente, pero en vez de eso decidieron quedarse ahí.
Gracias a las bondades de la moto, pasé sin problemas entre dos de las rocas gigantes.
Al otro lado, una que otra familia caminando. Y un zorro!
La escena al otro lado era extremadamente rara: mientras que el camino de tierra antes de ese punto había sido uno bastante normal, no fantástico pero tampoco terrible, aquí al otro lado de las rocas, en algunos tramos, casi no parecía camino. Es decir, existía la superficie plana de un camino, pero estaba cubierta de rocas pequeñas, de tamaños que variaban entre una naranja y una sandía grande. Algunos tramos estaban completamente despejados, pero otros, como el que se ve en la distancia en la siguiente foto, hacían que el andar fuera extremadamente difícil.
Detesto este tipo de terreno. Es obligación andar con los pies abajo, y toda roca por la que pasas puede rodar hacia un lado u otro, haciéndote perder el equilibrio. Los traumatismos testiculares son frecuentes :(
Felizmente, una vez que el camino se despegó de la ladera del cerro, fue posible volver a andar tranquilamente.
En en centro de la foto, se ve apenas el camino que intenté recorrer en el paseo a la mina, pero tapado por nieve. En esa ocasión la nieve también me cortó el camino; ya volveré en verano para recorrer estos lugares.
Y pues casi predeciblemente... adivinen: la nieve me cortó el camino. No recuerdo bien cuánto me faltaba, diría que varios kilómetros todavía.
Lo genial es que sentía que tenía el Cajón para mi solo; claramente no había ningún vehículo 4x4 pasadas las rocas gigantes, y todo el trayecto fui intentando detectar rastros de alguna moto. Habían huellas de algunas motos grandes, quizás F650 o KTM950, probablemente con esos neumáticos parecidos a los Metzeler/Tourance, pero ninguna huella fresca, reciente. A menos que alguien haya decidido caminar decenas de kilómetros por el camino, me encontraba completamente solo. Es rara esa sensación.
Desmonté, y bajé al río.
Estuve ahí un buen rato.
Para la vuelta, tuve menos suerte al tratar de cruzar el terreno con piedras.
Primero, el panorama:
Segundo, el resultado:
Joerrrrrrrr... Levanté la moto. Me saqué la chaqueta, el casco. Hacía calor. Comencé a despejar un caminito para pasar. Inicialmente había pensado despejar un par de metros, pero la naturaleza Zen de la tarea me cautivó, y antes de poder darme cuenta qué había hecho, había creado un camino entre las piedras de unos 50 metros. Aquí, el tramo inicial:
Algunas películas sobre el mundo post-catástrofe tienen escenas increíbles de deterioro y desolación de la creación humana. El camino inspiraba un sentimiento similar. Me impresionó como un solo invierno podía cubrir el camino de tantas rocas. Claramente, mantenerlo despejado era un trabajo constante.
Y luego de esas reflexiones sobre nuestra pasajera huella en el mundo, y de haber hecho mi propio jardín de rocas Zen en la cordillera, volví a casa.
Labels: cajondelmaipo, chile, paseos
6 Comments:
buena foto la del zorro!
Gracias!
Saludos,
d.
Excelente!!!
Ganas de repetir la hazaña, nomás.
Saludos!!!
DanielR
ps: invita, pa'la otra :-)
Cómo andaría la moto Zen sin ruido con energía limpia? Creo que lo más cercano a eso es la nube de Son Goku.
Qué relajante el camino Zen!
:P
Y cuidado con los traumatismos testiculares.
Compadre, y cuando vamos juntos a ese paseo?! Now that's off road!!
Que wena!
Se ve todo muy bonito por allá.
Pensar que apenas conosco afuera de Stgo. fome panorama.
Algún día espero poder viajar como tu lo haces...
Saludos!
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