Saturday, June 14, 2008

Cerro Pochoco

Corto y al punto: a pesar del frío que hacía ese día, acepté la invitación para conocer un destino nuevo: el cerro Pochoco.

A decir verdad, técnicamente el destino no era para nada nuevo: había subido hasta la cumbre hace unos años, con una amiga. Ella también frecuenta la Cordillera, y pertenece al otro bando de exploradores: los andinistas. Fue una salida de medio día; el Pochoco se sube en un par de horas.

La ruta que tomamos en la moto fue distinta, una que no conocía. Lo usual es subir a pie, pasando por una sección final de rocas enormes. Por el otro lado del cerro, en cambio, sube un camino.



Éramos un grupo chico: Daniel, Álvaro y alguien que no conocía, José Manuel, en una XL200 roja. No andaba nada mal.



Vista de Santiago? Cuál vista? No se veía nada. Nos concentramos únicamente en subir por el camino, una superficie engañadora en partes, extremadamente suelta y llena de rocas planas y filudas.



La verdad es que llega a dar un poco de vergüenza tener tanta dificultad en subir un camino hecho a máquina como éste, pero más no podíamos hacer.








Y en el camino, nos encontramos con esto:





Al llegar arriba, una sorpresa: muebles de patio. La mayoría rotos y apilados, seguramente para que el viento no se los llevara. Le quita un poco a la sensación de logro, no? No sólo te hicieron un camino, otros lo encontraron tan fácil que trajeron muebles de patio al cerro.



A estas alturas ya simplemente no había suficiente luz para sostener la cámara con la mano.



Para mi gran sorpresa, me encontré con el lugar donde nos detuvimos finalmente a descansar con mi amiga. Recuerdo haber mirado hacia atrás, haber visto loma tras loma, y recuerdo haberme preguntado hasta dónde sería posible llegar caminando, así como así. Nunca sospeché que habría un camino de acceso hasta ese punto.



En la distancia, el Manquehue.



Daniel se lanzó cuesta arriba, buscando la cumbre, el ruido de su motor cada vez más ténue, su luz apareciendo entre los arbustos a intervalos cada vez mayores.

Luego de la aventura de Daniel, ya casi no quedaba luz para la bajada.



Yo iba penúltimo. Cada tres curvas más o menos, esperaba a la XL200 que venía detrás, lento pero seguro.



Luego de que pasó, dejé caer la moto en una curva, pero nada serio. Creo que rodé una vez, de espaldas. Qué fácil es levantar la 250, me decía. Así cualquiera!

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4 Comments:

Blogger Roberto A. Lineros said...

Hola Paul!

tu donde te encuentras??? en chile o en gringolandia????


oye, has provado ha hacer fotos HDR???? ya que tienes muchas de paisajes, en una podrías tener un upgrade


saludos

5:08 AM  
Anonymous Anonymous said...

excelente el blog, como esta escrito, los videos y por supuesto las fotos que estan preciosas, se nota que le apasionan las motos,

me pregunto que camara ocupa, estan muy buenas las fotos y el uso del HDR la cago!!

saludos de otro motoquero apasionado de las motos, te dejo el link del hobby que tengo, felicitaciones

12:13 AM  
Anonymous Anonymous said...

Como de costumbre, muy entretenido el relato. Respecto de los muebles, una vez subiendo a pie haciendo Geocaching, llegamos casi hasta este lado y había un grupo de gente tendidos tomando sol, cerveza en mano. Nosotros? transpirados con GPS en mano con cara de ¿qué onda?
saludos

Felipe

1:36 PM  
Blogger Jackie said...

que lindo sitio, te felicito por las fotos y relatos, se nota que has recorrido harto y llegas a lugares que no son tan concurridos, suerte en tus viajes proximos y sigue poniendo fotos !!

10:04 AM  

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