A Curacaví con ARV
Hace unos días, ARV me invitó a ver cómo andaba la construcción de su casa en Curacaví. María del Carmen, su esposa, y el resto de su familia, irían en auto y nos verían allá, ya que los suegros de Andrés estaban construyendo también una casa en el mismo terreno.
Antes de que llegaran, tomamos el camino que lleva a Colliguay, por unos kilómetros.
Árboles en flor y cáctus de tunas.
Después de unas agradables vueltas por aquí y por allá, nos enteramos que habían llegado, así que volvimos para saludar.
Calor, calor, calor. Andrés conversaba unos temas con el constructor de la casa mientras yo daba vueltas, a veces en la sombra, a veces al sol. Me pregunté si la retroexcavadora tenía chapa de contacto y si tendría alarma. Me sorprendió que los pistones hidráulicos no tuvieran fuga alguna de aceite, a diferencia de los amortiguadores de moto, que a veces fallan por tierra y otras porquerías que pasan los retenes.
Terminadas las conversaciones, salimos a dar una vuelta. Caminos por miles y montones; un gran loteo con muy pocas casas.
En el centro, la casa de los suegros de Andrés, y cerca de la intersección hacia la derecha de la foto, el lugar de su futura casa.
La Jianshie de 125 se portó bien. Andrés insistía en que quería cambiarle los neumáticos, pero francamente estaban nuevos y con mejor agarre en este terreno que los míos.
Calooor.
Un hombre y su moto.
Árboles en flor.
Es raro, el casco hace que me vea como si tuviera un bigote.
Subimos y subimos, hasta las cumbres de algunos cerros segundarios.
En una, los restos de los materiales de construcción de una casa, claramente restos de un proyecto abandonado hace algunos años. "Ay pero mi amor, si la vista es maravillosa!"
Y después de explorar otro valle, la vuelta a casa.
Antes de que llegaran, tomamos el camino que lleva a Colliguay, por unos kilómetros.
Árboles en flor y cáctus de tunas.
Después de unas agradables vueltas por aquí y por allá, nos enteramos que habían llegado, así que volvimos para saludar.
Calor, calor, calor. Andrés conversaba unos temas con el constructor de la casa mientras yo daba vueltas, a veces en la sombra, a veces al sol. Me pregunté si la retroexcavadora tenía chapa de contacto y si tendría alarma. Me sorprendió que los pistones hidráulicos no tuvieran fuga alguna de aceite, a diferencia de los amortiguadores de moto, que a veces fallan por tierra y otras porquerías que pasan los retenes.
Terminadas las conversaciones, salimos a dar una vuelta. Caminos por miles y montones; un gran loteo con muy pocas casas.
En el centro, la casa de los suegros de Andrés, y cerca de la intersección hacia la derecha de la foto, el lugar de su futura casa.
La Jianshie de 125 se portó bien. Andrés insistía en que quería cambiarle los neumáticos, pero francamente estaban nuevos y con mejor agarre en este terreno que los míos.
Calooor.
Un hombre y su moto.
Árboles en flor.
Es raro, el casco hace que me vea como si tuviera un bigote.
Subimos y subimos, hasta las cumbres de algunos cerros segundarios.
En una, los restos de los materiales de construcción de una casa, claramente restos de un proyecto abandonado hace algunos años. "Ay pero mi amor, si la vista es maravillosa!"
Y después de explorar otro valle, la vuelta a casa.
3 Comments:
Linda la foto de los árboles en flor v/s los que no.
La moto con las pechugas igual queda OK.
El motorista con bigote se ve como...
... como no se ve.
Hola mi niño..
Que lindas fotos, la verdad hace rato que no has había visto.
y.. bueno... tu sabes.. espero verte en la hermosa 4ta región, para que me saques a dar una vueltita en moto.. aprovechamos.. de conocernos más.. besitos.. cuidate... (Carito)
Dicho y hecho, Carito.
Saludos,
d.
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