Del Río Puerco a Río Rancho
Había hecho el Este, el Sur y el Norte. Faltaba el Oeste de Albuquerque. Según mi mapa, existía un camino de tierra que partía del puente sobre el Río Puerco, no más que un riachuelo desértico, de orillas saladas. De ahí, encaminaba hacia el norte. Vería hasta dónde me llevaría.
Tomé la autopista hacia el oeste, y volví a cargar combustible.

Inmediatamente al lado de la estación de servicio, una cantera. Tomé un camino que me llevó a la parte más alta.


Y más grande: (click)

Qué extraño eso de desarmar uno de los pocos cerros que hay en kilómetros a la redonda, simplemente con el fin de obtener piedras. Bajé.

Ni mucho calor ni mucho frío; un camino compacto, duro, con ocasionales secciones arenosas.

(click)

Y todo plano, plano.

Y qué tenemos aquí?

Ven la pata de caballo?

Naturalmente, todo lo que podía ser extraído de souvenir había sido removido.

A los New Mexicans les gustan sus armas de fuego.

Pero pareciera que no tienen muchos objetivos interesantes.

Como ésta es tierra de ganado (no vi más de 20 en todo mi paseo) existen tinajas de agua, algunas en desuso.

Me toparía con algún ranchero, algún native american gritándome no tresspassing, no tresspassing?

A lo largo del camino me acompañaban estas torres de alta tensión. Pero no son metálicas, como en otras partes, o de cemento: son de madera.

Y más grande: (click)

Yo estaba siguiendo un camino, pero en caso de ir a campo traviesa, los arroyos como éstos siempre son un peligro.

Eventualmente llegué a una bifurcación, y tomé un camino arenoso hacia la derecha. El camino rápidamente se convirtió en un lecho de arroyo, nada más.
Una moto de 145 kg de peso seco no se comporta grácilmente en la arena profunda. La dinámica deja de ser la de una moto, y se aproxima alarmantemente a la de un barco a vapor del Mississippi, con su enorme paleta trasera girando y girando.
Cansado, y preguntándome a dónde me llevaría este lecho arenoso, me encontré con dos motociclistas, padre e hijo. Me indicaron que un poco más allá estaba el final de la meseta de Río Rancho, donde alguna vez leí que hay un área para llevar la moto. Existe una subida hacia el otro lado, y después de eso, sería cosa de seguir uno de los cientos de caminos que forman el cuadriculado del sector más occidental de Río Rancho, aún sin casas ni construcciones, hasta volver a la civilización. También me contaron que fue buena idea doblar hacia el este; el resto del territorio es de los native american, y ciertamente no quieres que ellos te agarren.

El terreno se abrió un poco, y tomé un camino arenoso, su superficie compuesta enteramente de whoops, u ondulaciones de menos de un metro de profundidad que se repiten cada dos metros, más o menos. En una moto con la suspensión puesta a punto, puedes volar por encima de los valles de las ondulaciones; en una XR650L recorres las subidas y bajadas como un chancho aceitado bajando por el gran resbalín de Fantasilandia.
El área al cual había llegado claramente no era desconocido por motociclistas y dueños de cuatrimoto.

No tenía ganas de intentar una subida kamikaze: todavía no había dejado caer la moto, por lo que no sabía qué tan difícil era levantarla, y estaba solo. Y realmente no tenía ganas de verme con la moto botada, a medio camino entre la base y la cumbre de una subida arenosa.
Logré encontrar una subida menos pronunciada.

Éstos son los whoops, pero en versión pequeña.

Aparecieron unos tipos en moto, naturalmente sin casco, y sus amigos en cuatrimoto los esperaron abajo, mientras miraban cómo los otros subían por la arena.

Esto es mirando hacia el sur.


Seguí avanzando hacia en este, y se levantaron ante mi los pequeños acantilados que marcaban el fin de la meseta de Río Rancho. (click).

De curvas sinuosas, cada quebrada que exploraba prometía una subida hacia el nivel superior, pero todos resultaban ser meros cauces arenosos que a veces terminaban en una pared vertical, y a veces tenían salida.
Lo que me pareció extraño fue encontrar decenas de vehículos chocados, saqueados. Supuse que los habrían tirado del acantilado para deshacerse de ellos; como son las cosas aquí en gringolandia, quizás te cobran demasiado dinero para poder botar un auto chocado en alguna parte adecuada, y el acantilado era lo más fácil. No se olviden que en Albuquerque conviven dos mentalidades: la del gringo, y la del latino.

Pero... otro auto más? Y tan lejos del acantilado... y tan profesionalmente aplastado.

(click)

Y otro...

Habrá algún otro motivo para la existencia de este cementerio de autos? Unas semanas después de este paseo, un forista de ADVRider publicó un recorrido similar, pero sólo en la zona de los autos chocados. Vio muchos más, algunos quemados, algunos con agujeros de bala por aquí y por allá. Según él, eran simplemente destrucciones por diversión de autos robados, por entretenerse un rato y, a veces, por saldar alguna cuenta o deshacerse de algún cuerpo. Los gangs de Río Rancho al parecer se están convirtiendo en un problema bastante grande.

Y más grande: (click)

Con dificultad, logré encontrar un camino que me llevó a la parte superior de la meseta. En la distancia, oía el ruido de uno o más motores de cuatro tiempos, así que avancé con cuidado y lentamente en las curvas ciegas. Efectivamente, un poco más adelante, dos cuatrimotos aparecieron de la nada, a toda velocidad, y naturalmente sin que los tipos tuvieran un casco en la cabeza. Alcancé a ver los bigotitos lineales del joven dueño, y desaparecieron.

Y más grande: (click)

Y hacia el otro lado. (click)

El camino dio unas vueltas, y me depositó en un área llena de camionetas estacionadas, cuatrimotos, motos de dos tiempos, radios con rancheras a todo volumen, pendejos zumbando a diestra y a siniestra en la arena. Me largué lo antes posible.
Enfilé hacia el norte, siguiendo la dirección general de las torres de alta tensión.

A lo lejos, las Sandías.

Vi algo del rabillo del ojo que hizo que me detuviera.

Me recuerda a una escena en particular de la película Office Space. Se acuerdan?

Al parecer éste era el lugar predilecto de los gun nuts, fanáticos de las armas, para llevar basura miscelánea, tirarla al lado del camino, y proceder a dispararle con cajas enteras de munición. Vi desde baldes de pintura hasta un receptor parabólico de TV por satélite.

No me creían? Ahí está.


Finalmente decidí no seguir avanzando más hacia el norte. Mientras descansaba, pasaron varias motos, y los saludé con la mano. El contraste era notorio: yo con mis jeans negros con rodilleras de cuero (Made in Chile), botas de MX, guantes, casco, chaqueta con protecciones... y ellos en ropa de calle, sin casco, el domo craneano rapado y reluciendo al sol, con sus típicos rollitos de nuca. Ninguno sin un bigote lineal.

La madera la pintan con una especie de resina epóxica, al parecer.


Y la base del poste se encuentra empotrada en galones y galones de resina epóxica solidificada. Supongo que será mejor que el cemento.

Saben lo que es esto?


Un refrigerador, puesto de lado, usado como apoyo para varios baldes de pintura (llenos, si es que se pueden imaginar tal desperdicio), y luego usado como blanco, cuando seguramente los baldes habían ya volado lejos.

Trozos de cerámica aislante.

Volví por donde vine, dando una última mirada hacia atrás, a la interminable hilera de las torres.


Empalmé con uno de los caminos de tierra este-oeste de la enorme urbanización de Río Rancho, y le di fuerte hacia la civilización. Aquí, la XR650L se luce, alcanzando los 120 km/h (y más) con facilidad.
Y después dí con un camino pavimentado, y se acabó la diversión. (click).
Tomé la autopista hacia el oeste, y volví a cargar combustible.

Inmediatamente al lado de la estación de servicio, una cantera. Tomé un camino que me llevó a la parte más alta.


Y más grande: (click)

Qué extraño eso de desarmar uno de los pocos cerros que hay en kilómetros a la redonda, simplemente con el fin de obtener piedras. Bajé.

Ni mucho calor ni mucho frío; un camino compacto, duro, con ocasionales secciones arenosas.

(click)

Y todo plano, plano.

Y qué tenemos aquí?

Ven la pata de caballo?

Naturalmente, todo lo que podía ser extraído de souvenir había sido removido.

A los New Mexicans les gustan sus armas de fuego.

Pero pareciera que no tienen muchos objetivos interesantes.

Como ésta es tierra de ganado (no vi más de 20 en todo mi paseo) existen tinajas de agua, algunas en desuso.

Me toparía con algún ranchero, algún native american gritándome no tresspassing, no tresspassing?

A lo largo del camino me acompañaban estas torres de alta tensión. Pero no son metálicas, como en otras partes, o de cemento: son de madera.

Y más grande: (click)

Yo estaba siguiendo un camino, pero en caso de ir a campo traviesa, los arroyos como éstos siempre son un peligro.

Eventualmente llegué a una bifurcación, y tomé un camino arenoso hacia la derecha. El camino rápidamente se convirtió en un lecho de arroyo, nada más.
Una moto de 145 kg de peso seco no se comporta grácilmente en la arena profunda. La dinámica deja de ser la de una moto, y se aproxima alarmantemente a la de un barco a vapor del Mississippi, con su enorme paleta trasera girando y girando.
Cansado, y preguntándome a dónde me llevaría este lecho arenoso, me encontré con dos motociclistas, padre e hijo. Me indicaron que un poco más allá estaba el final de la meseta de Río Rancho, donde alguna vez leí que hay un área para llevar la moto. Existe una subida hacia el otro lado, y después de eso, sería cosa de seguir uno de los cientos de caminos que forman el cuadriculado del sector más occidental de Río Rancho, aún sin casas ni construcciones, hasta volver a la civilización. También me contaron que fue buena idea doblar hacia el este; el resto del territorio es de los native american, y ciertamente no quieres que ellos te agarren.

El terreno se abrió un poco, y tomé un camino arenoso, su superficie compuesta enteramente de whoops, u ondulaciones de menos de un metro de profundidad que se repiten cada dos metros, más o menos. En una moto con la suspensión puesta a punto, puedes volar por encima de los valles de las ondulaciones; en una XR650L recorres las subidas y bajadas como un chancho aceitado bajando por el gran resbalín de Fantasilandia.
El área al cual había llegado claramente no era desconocido por motociclistas y dueños de cuatrimoto.

No tenía ganas de intentar una subida kamikaze: todavía no había dejado caer la moto, por lo que no sabía qué tan difícil era levantarla, y estaba solo. Y realmente no tenía ganas de verme con la moto botada, a medio camino entre la base y la cumbre de una subida arenosa.
Logré encontrar una subida menos pronunciada.

Éstos son los whoops, pero en versión pequeña.

Aparecieron unos tipos en moto, naturalmente sin casco, y sus amigos en cuatrimoto los esperaron abajo, mientras miraban cómo los otros subían por la arena.

Esto es mirando hacia el sur.


Seguí avanzando hacia en este, y se levantaron ante mi los pequeños acantilados que marcaban el fin de la meseta de Río Rancho. (click).

De curvas sinuosas, cada quebrada que exploraba prometía una subida hacia el nivel superior, pero todos resultaban ser meros cauces arenosos que a veces terminaban en una pared vertical, y a veces tenían salida.
Lo que me pareció extraño fue encontrar decenas de vehículos chocados, saqueados. Supuse que los habrían tirado del acantilado para deshacerse de ellos; como son las cosas aquí en gringolandia, quizás te cobran demasiado dinero para poder botar un auto chocado en alguna parte adecuada, y el acantilado era lo más fácil. No se olviden que en Albuquerque conviven dos mentalidades: la del gringo, y la del latino.

Pero... otro auto más? Y tan lejos del acantilado... y tan profesionalmente aplastado.

(click)

Y otro...

Habrá algún otro motivo para la existencia de este cementerio de autos? Unas semanas después de este paseo, un forista de ADVRider publicó un recorrido similar, pero sólo en la zona de los autos chocados. Vio muchos más, algunos quemados, algunos con agujeros de bala por aquí y por allá. Según él, eran simplemente destrucciones por diversión de autos robados, por entretenerse un rato y, a veces, por saldar alguna cuenta o deshacerse de algún cuerpo. Los gangs de Río Rancho al parecer se están convirtiendo en un problema bastante grande.

Y más grande: (click)

Con dificultad, logré encontrar un camino que me llevó a la parte superior de la meseta. En la distancia, oía el ruido de uno o más motores de cuatro tiempos, así que avancé con cuidado y lentamente en las curvas ciegas. Efectivamente, un poco más adelante, dos cuatrimotos aparecieron de la nada, a toda velocidad, y naturalmente sin que los tipos tuvieran un casco en la cabeza. Alcancé a ver los bigotitos lineales del joven dueño, y desaparecieron.

Y más grande: (click)

Y hacia el otro lado. (click)

El camino dio unas vueltas, y me depositó en un área llena de camionetas estacionadas, cuatrimotos, motos de dos tiempos, radios con rancheras a todo volumen, pendejos zumbando a diestra y a siniestra en la arena. Me largué lo antes posible.
Enfilé hacia el norte, siguiendo la dirección general de las torres de alta tensión.

A lo lejos, las Sandías.

Vi algo del rabillo del ojo que hizo que me detuviera.

Me recuerda a una escena en particular de la película Office Space. Se acuerdan?

Al parecer éste era el lugar predilecto de los gun nuts, fanáticos de las armas, para llevar basura miscelánea, tirarla al lado del camino, y proceder a dispararle con cajas enteras de munición. Vi desde baldes de pintura hasta un receptor parabólico de TV por satélite.

No me creían? Ahí está.


Finalmente decidí no seguir avanzando más hacia el norte. Mientras descansaba, pasaron varias motos, y los saludé con la mano. El contraste era notorio: yo con mis jeans negros con rodilleras de cuero (Made in Chile), botas de MX, guantes, casco, chaqueta con protecciones... y ellos en ropa de calle, sin casco, el domo craneano rapado y reluciendo al sol, con sus típicos rollitos de nuca. Ninguno sin un bigote lineal.

La madera la pintan con una especie de resina epóxica, al parecer.


Y la base del poste se encuentra empotrada en galones y galones de resina epóxica solidificada. Supongo que será mejor que el cemento.

Saben lo que es esto?


Un refrigerador, puesto de lado, usado como apoyo para varios baldes de pintura (llenos, si es que se pueden imaginar tal desperdicio), y luego usado como blanco, cuando seguramente los baldes habían ya volado lejos.

Trozos de cerámica aislante.

Volví por donde vine, dando una última mirada hacia atrás, a la interminable hilera de las torres.


Empalmé con uno de los caminos de tierra este-oeste de la enorme urbanización de Río Rancho, y le di fuerte hacia la civilización. Aquí, la XR650L se luce, alcanzando los 120 km/h (y más) con facilidad.
Y después dí con un camino pavimentado, y se acabó la diversión. (click).


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5 Comments:
Notable la analogía del chancho afeitado en Fantasilandia, no podía ser más claro.
Muchas fotos muy buenas! y el paseo excelente!
Te imaginaba saliendo otro día con cambio de ropa, haciendo como que te chingas unos pinche cabrones en los arenales, mientras disparas a tarros de pintura y ríes desquiciadamente. Así los tarros generan escenas como la de comerciales de Bravia y la gente salta al costado mientras sus pies se crucifican en la arena.
Siempre e admirado tu espiritu de aventurarte a la parte que sea...
leo tus articulos y me dan ganas de hacer lo mismo, pero encuentro que es un poco arriesgado.
Lo otro... excelente adquisicion, tengo una xr250r y me imagino como debe ser ese tractor que compraste...por las fotos se ve en excelente estado, sacale provecho y tus tecnicas de conduccion de seguro mejoraran.
Saludos desde Concepción, Chile.
Fantastico recorrido, increible lo de los autos y el basural.
gracias amigo
Genial tus paseos, ya me preguntaba cuanto ibas a aguantar sin moto por alla, JA!. No se compara esos terrenos con los de chilito.
Y como olvidar Office Space!, cada vez que veo esa pelicula me cuestiono si estara bien esto de estar metido en un cubicul de oficina todo el dia. Y si esa escena que mencionas es de las mas recordadas de la pelicula, otra seria cuando el jefe le dice algo en el pasillo y el tipo lo rodea ignorandolo completamente!!!
La busque y busque y al final la encontre en formato .avi, y con eso me hice un dv para verla en la tele cuando quiera.
tan tan!
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